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En Calarcá, Quindío, cerca de dos millones de abejas de 35 colmenas murieron intoxicadas, al parecer, por el uso indiscriminado de un agroquímico.
Dichas colmenas pertenecen al apiario que César Augusto Delgado tiene hace 30 años por una pasión que heredó de su padre. Sin embargo, parte de su labor sucumbió ante un fuerte agroquímico, que habría usado una finca vecina dedicada a la producción de cítricos.
"No solo murieron las abejas apis melifera, sino las nativas, las que corresponden a las abejas sin aguijón, las abejas angelitas, trigonas, paratrigonas, y también mariposas, murciélagos, colibríes", dijo el apicultor.
Las afectaciones están siendo evaluadas por el Instituto Colombiano de Agricultura, ICA, y la Corporación Autónoma Regional del Quindío, CRQ, para determinar si, a la luz de la normatividad ambiental, se debe sancionar al agricultor que hizo la aspersión.
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"Como autoridad ambiental, configuraremos si se dio una infracción ambiental, si está enmarcado dentro de la ley 1333 de 2008 y así tomar medidas administrativas desde el sancionatorio ambiental", aseguró José Manuel Cortés, director de la CRQ.
En el aspecto económico, las pérdidas aquí suman 50 millones de pesos, no solo por la muerte de las abejas, sino también en la miel y el polen que dejan de producir.
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César Augusto Delgado les pidió al ICA y la CRQ “que sean más acuciosos en la defensa de las abejas”.
Asimismo, los apicultores solicitan a las autoridades acompañamiento y respaldo para evitar que su fuente de sustento desaparezca.
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