El ministro de Justicia, Wilson Ruiz, hizo visitas sorpresas a algunos calabozos en Bogotá y en uno de ellos tuvo problemas para que le permitieran la entrada. Fue en la URI de Puente Aranda, donde encontró que había aproximadamente 980 detenidos, cuando la capacidad es solo para 370.
El alto funcionario, que estuvo acompañado por el director del Inpec, brigadier general Mariano Botero Coy, también estuvo en los calabozos de la estación de Engativá, donde hay 185 presos para un espacio de 70 personas.
Duermen uno sobre otro, en cualquier pasillo o hamaca improvisada.
“Hay gente psiquiátrica que no tiene ningún servicio médico”, le dijo uno de los detenidos al ministro de Justicia.
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Las celdas se han convertido en focos de enfermedad.
Según el ministro de Justicia, “frente a los sindicados, que es la gran mayoría, es una responsabilidad de la Alcaldía Mayor de Bogotá. Yo mañana mismo la llamo (a Claudia López), para que ella me colabore, para que venga una brigada y los revisen y si hay lugar a aplicarles medicamentos, que de una vez lo hagan”.
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Por su parte, el director del Inpec se comprometió a trasladar a los 15 hombres que ya tienen una condena y que siguen recluidos en la estación de Engativá.