El depredador sexual Hernán Giraldo Serna y sus tentáculos delictivos abarcaron los departamentos de Magdalena, Atlántico, Cesar, parte de La Guajira y Norte de Santander, bajo la marca del frente Resistencia Tayrona de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
A su largo prontuario criminal se suma la violación de decenas de niñas; en una clara intención de ejercer el control del territorio a través de su linaje siniestro.
Giraldo Serna reconoció 35 casos, pero dos investigadoras acuciosas del conflicto armado les siguieron el rastro a sus crímenes sexuales durante seis años.
“Encontramos más de 200 víctimas; esto quiere decir que pudimos identificar más de 167 víctimas de violencia sexual con un elemento muy importante, que además es único en las guerras modernas y único en la violencia en Colombia: Hernán Giraldo Serna violaba sistemáticamente menores de 14 años con unas características fenotípicas específicas, todas las niñas violadas tenían unas condiciones, eran niñas voluptuosas de caderas anchas”, dice Norma Vera, investigadora de conflicto armado y defensora de derechos humanos.
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Agregó que - “investigando un poco más- nos dimos cuenta de que estaba asociado al tema de la fertilidad en los discursos machistas; las mujeres entre más caderonas, entre más anchas, se supone que son más fértiles y dan hijos más sanos”.
El ahora exparamilitar era conocido con el perverso remoquete de alias ‘Taladro’ marcando una de las más dolorosas y aberrantes formas de utilizar el cuerpo de la mujer como arma de guerra.
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“Era quien tenía permitido taladrar, además con mucho dolor lo digo, las niñas menores de 14 años que Giraldo escogía”, relató Vera.
Una de las víctimas de este criminal dio su duro testimonio sobre lo que sufrió.
“Yo solamente era una niña cuando este señor, si se puede llamar así a un ser tan despreciable, que abusó de mí a mi corta edad, cuando tenía tan solo 13 años. Nunca lo pude denunciar a pesar de que me arruinó mi vida, por miedo, como les pasa a muchas de las víctimas, porque acá en Santa Marta todavía vive toda su familia, sus hijos y uno se tiene que callar. No queremos que vuelva, él es un monstruo”, dice la mujer, a quien se le protege la identidad.
En su investigación, Vera también pudo determinar que, tras violar a las niñas, las obligaba a ser sus parejas y las embarazaba. “Pudimos encontrar más de 60 hijos”, señala.
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“El uso del cuerpo de la mujer como vehículo de trasmisión generacional del linaje para poder perpetuar su control en el territorio, de hijos consanguíneos que representaran su modelo y política ideológica de guerra”, precisa la investigadora Vera.
De acuerdo con la información recopilada,Giraldo “sigue teniendo -a través de sus herederos- control del territorio porque tiene un proceso llamado el POT paramilitar, que es tener las mejores tierras con los conflictos de uso alrededor del Parque Tayrona”.
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El apellido de Giraldo Serna es un sinónimo criminal en el territorio. Todos saben quién es ‘Taladro’ o ‘el Patrón’… muchos le temen, mientras otros lo esperan.