El infinito amor por las tortugas marinas, especie en vía de extinción, hizo que Orfilia Bermúdez, conocida en Bahía Solano como mamá Orbe, proteja apasionadamente, junto a su familia, la vida de las tortugas durante los 365 días del año.
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Orfilia cumple en esta tarea más de 30 años, y su casa una década siendo el santuario donde las golfinas, carey, verde y negra desovan y crecen en un ambiente seguro.
“De ver todo el tiempo a las tortugas, subir a esta playa, dejar sus huevos, también dejar sus bebés en el momento que no había esa conservación de nosotros, entonces eso me inspiró a la conservación”, manifestó Orfilia Bermúdez Chaverra, líder comunitaria.
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Cada 15 días pueden llegar a la playa en el corregimiento de El Valle más de 400 tortugas que anidan hasta 100 huevos en un día y cada vez llegan más.
Carla Barrientos, directora de la Fundación Tortugas del Mar, explicó: “En el mundo tenemos siete especies de tortugas marinas y todas están bajo algún riesgo de extinción. En Colombia tenemos la fortuna de tener cinco especies y en el Pacífico cuatro”.
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El ecoturismo ha generado oportunidades de empleo y fortalecido la economía local
“La verdad que conocer el Pacifico me ha parecido fascinante y también este proyecto me ha tocado el corazón”, manifestó María Camila García, turista de Bogotá.
Por su parte, la turista Natalia Gómez dijo sobre Orfilia que, “además de visionaria, me parece que le está aportando muchísimo a su comunidad y en temas de medio ambiente manda la parada”.
Juan Pinilla Flórez, presidente del Consejo Comunitario General los Delfines, adujo: “El número de personas cada vez es mayor, se requiere tener equipos de lluvia, se requiere tener un kit para por la noche: linternas, bolsas, que no sean plásticas, sino bolsas de tela”.
Mamá Orbe parió seis hijos; sin embargo, la vida le ha permitido cuidar la existencia de millones de tortugas.
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“Cuando me toca liberar tortugas me da nostalgia, pero también alegría, porque siento que estoy cumpliendo con ese deber”, complementó Orfilia Bermúdez.
Los turistas que llegan hasta El Valle tienen la oportunidad de participar en el monitoreo de nidos, la liberación de crías y la limpieza de playas, así como disfrutar de la belleza natural del Pacífico chocoano.
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