En Medellín
, una mujer fue víctima del conflicto hace 40 años. Su esposo y quienes eran sus patronas en ese entonces le indujeron el parto y la bebé que nació fue arrebatada de sus brazos para ser dada en adopción.
Esa pequeña creció y formó una familia, pero siempre tuvo presente la idea de conocer a su progenitora. Junto a su esposo y su pequeña hija viajaron desde Inglaterra, por primera vez a Colombia, para conocer a su madre biológica.
“En este momento me siento muy feliz, esperé esto toda mi vida y no pensé que fuera a suceder. Tenía demasiado miedo de hacerlo antes porque no sabía si me rechazarían, así que esperé hasta estar aquí; feliz por el resultado que suceda, sea que ella no quiera conocerme está bien porque tengo mi propia familia, pero aun así quería conocer mis raíces”, indicó Laura minutos antes de encontrarse con quien le dio la vida.
Previamente conoció a sus pequeños sobrinos, luego a sus hermanos y hermanas. La expresión de los rostros, la alegría que profesaban y hasta los gestos de tensión lo decían todo. Había una ola de emociones, pues Laura apenas se estaba enterando que tenía una familia tan numerosa con más de siete hermanos.
Finalmente llegó un abrazo desde el alma, protagonizado por Laura y Martha, cuyo cariño no se desvaneció a pesar de los 40 años que habían transcurrido.
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“Algo increíble, nunca me esperé esto, esta sorpresa, y mucho menos ahora tan pronto. Ya había perdido la esperanza porque, es más, yo ni siquiera sabía que tenía una hija que existía, o que tenía hija y una nieta. Mejor dicho, es una sorpresa, un regalo que llegó a la vida mía”, dijo la feliz mamá.
Por su parte, Laura afirmó que “definitivamente me gustaría volver, obviamente hay mucha gente que conocer, me encantaría que ellos vinieran a Inglaterra. No sé cómo sucedería eso, pero me encantaría que volviera”.
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Este reencuentro en Medellín, después de tantos años, no hubiera sido posible sin Alejandro, quien tiene una fundación internacional para el reencuentro de personas allegadas. “En este encuentro hay una familia con amor sincero, con un alto contenido de afecto”, manifestó.
Ahora Laura se siente colombiana, dice que lleva con orgullo el pasaporte y que su mayor sueño es tratar de vivir al lado de los suyos, de los que nunca debió separarse.