Humberto Botero estuvo desaparecido 58 años para su familia, el mismo tiempo que él se creyó un fugitivo de la ley por el supuesto homicidio de su primo Hugo , a quien nunca mató.
“Sin querer le echó un encendedor, el lugar tenía gasolina. Él huyó y desde aquella época la familia nunca supo de él”, recordó Ana María Muñoz Botero, sobrina de Humberto.
Hace siete meses, uno de los hijos de Humberto logró encontrar a su familia en redes sociales y les avisó que no estaba muerto y vivía en Brasil.
“Yo no creí nunca que lo encontraría tan bien como lo encontré, el mismo Humberto”, dijo Angélica Arroyave, la mamá del hombre desaparecido.
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Angélica llegó al aeropuerto de Rionegro y, con los nervios de punta y el corazón casi para salirse de la emoción, viajó rumbó a Brasil. Se aguantó 9 horas de vuelo y al arribar a su destino su nieto, apenas conocido, la estaba esperando.
Después de unos pocos minutos el sueño se hizo realidad. Angélica Arroyave, a sus 95 años, nunca había sido tan feliz. Vio de frente al hijo que creía muerto y no escatimó esfuerzos para abrazarlo con todas las ganas, así las manos le temblaran.
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No lo quería soltar ni un solo segundo. Pico iba y pico venía. Fueron años de creer que había perdido un hijo cuando siempre estuvo vivo.
“Estoy feliz con él, quisiera quedarme aquí, pero pienso en la otra familia y es imposible”, señaló Angélica.
Por su parte, Humberto tampoco ocultó la inmensa alegría que sintió tras reencontrarse con su mamá después de 58 años que su familia lo considerada desaparecido.
“Sentí una emoción fuera de serie, parecía que el corazón se me iba a salir por la boca”, dijo.
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Conocieron a su otra familia. Curiosamente, el reencuentro se dio en el cumpleaños número 75 del hombre, cuya familia lo creía desaparecido.
“Es una gran bendición de Dios poder conocer a mi suegra, mis cuñadas, mi sobrina”, dijo Eka Murti Devi Dasi, esposa de Humberto.
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Compartieron un desayuno y se desatrasaron de décadas de cumpleaños. Esta familia paisa encontró a quien le hacía falta.
“Es una sorpresa que no tiene palabras para explicarse, porque, en la época que yo creía que no tenía más familia, toda la familia aparece y ahora están en mi compañía”, aseguró Humberto.
Aunque Hugo, el primo de Humberto, no pudo viajar, ver el reencuentro de su familia lo puso a suspirar. Asegura que ahorrará lo suyo y allá llegará.
“En mi corazón no hay rencor. Yo lo perdoné hace muchos años”, afirmó Hugo.
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Entretanto, Angélica añadió que ya puede “morir feliz, tranquila y en paz”.
En pocos días tendrá que volver a Medellín , pero está segura de que, en esta ocasión, su maleta no solo traerá ropa sucia para lavar, sino la tranquilidad de haber cumplido su deber como mamá.
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