Las noches en Medellín se convirtieron en el escenario en el que algunos menores de edad son usados por estructuras delincuenciales mientras sus madres, impotentes, ven cómo los reclutan.
Una de ellas, que ha sufrido de primera mano esa violencia, contó cómo su hijo, ahora de 16 años, fue reclutado desde los 8 para cometer todo tipo de delitos.
“A mi hijo lo obligaron a vender vicio o llevar una plata, principiando los hacían llevar armas de un lugar a otro”, narra.
Dice que “meterse es muy fácil para ellos, pero es muy difícil salirse porque yo sé que a ellos los utilizan de una forma… y les lavan el cerebro de una forma que no es normal”.
Publicidad
“No es justo que les hagan este daño desde el principio, desde una temprana edad, porque como mamá siento el dolor de muchas mamás que han perdido sus hijos”, sostiene entre lágrimas.
Defensores de derechos humanos aseguran que cada una de las estructuras criminales -entre las que se encuentran las autodefensas gaitanistas, los Joaquinillos, los Chinos, Pájaros y Las Mulas-, tiene entre 15 y 20 niños y jóvenes, incluso, de origen venezolano.
Publicidad
Según “la acción delincuencial que haga cada niño, les dan desde los 5, 10 mil pesos, 50 mil; si es un homicidio hasta 100 o 200 mil pesos les pueden pagar”, afirma Julio César Rengifo, defensor de derechos humanos en Medellín.
Defensores de la niñez señalan que hay más de 15 mil jóvenes en riesgo y tan solo en Medellín son ocho las comunas donde se padece este viacrucis.