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Luis Manuel Díaz y el mensaje que lo llenó de esperanza durante los días que estuvo secuestrado

Uno de los guerrilleros escuchaba la emisora del Ejército Nacional en Valledupar y allí sonaron unas palabras que el capellán de los uniformados dirigió a Luis Manuel Díaz.

Con muchas dificultades para caminar, notablemente más delgado y conmovido, Luis Manuel Díaz salió de su casa para brindar una rueda de prensa y hablarle a Colombia, que durante 12 días pidió por su liberación.

Luis Manuel Díaz contó que comía enlatados y puro arroz, que llovió mucho y que un golpe en la pierna derecha le impedía su trasegar por las montañas de la Serranía del Perijá, lugar al que lo llevaron los guerrilleros del ELN tras secuestrarlo.

“Bastante lluvia, demasiada plaga, no podía dormir, se me hacía muy difícil. Casi 12 días sin dormir. A pesar de que el trato fue bueno, yo me sentía muy incómodo, extrañaba todas mis cosas y mi familia. Los primeros 3 días sufrí por la cuestión de los alimentos. No teníamos ubicación ni nada de esas cosas. A los tres días sentí un cambio cuando parecía que ya estaba en manos del ELN. Me hablaban y trataban diferente”, aseguró.

Los secuestradores de esa guerrilla lo escondieron en casas abandonadas en medio de la selva. Desde allí, el papá de Luis Díaz podía escuchar a los helicópteros que lo buscaban.

Un mensaje que escuchó por la emisora del Ejército Nacional en Valledupar le devolvió la esperanza. Esa frase, que se escuchó en uno de los radios de los guerrilleros, fue dicha por el sacerdote Carlos Orjuela, capellán de las FF. MM.

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“Recordamos a Luis Manuel Díaz, papá de nuestro jugador, con un mensaje de esperanza y fortaleza donde se encuentre. Que la esperanza que hay en su corazón y en nosotros haga posible su regreso a casa”, manifestó el religioso.

En medio de la rueda de prensa de este viernes, Luis Manuel Díaz hizo énfasis en el devenir de su escuela de fútbol y la fundación: “Tenemos que mirar cuál es el futuro de nuestro Colombia, nuestros proyectos. Seguir trabajando por la cultura”.

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Acto seguido, confirmó que seguirá viviendo en Barrancas: “En mi pueblo tengo a toda mi familia, a mi padre, está enterrada mi madre. Todos están aquí. A todos los hermanos del monte y a los grupos los llamo a la reflexión, a que dialoguemos y hagamos un diálogo con los altos mandos de nuestro país para que no en un año ni en dos, pero, dentro de tres o cuatro, seamos un país de paz”.

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