Rogino se convirtió en un héroe minutos antes de morir, víctima del huracán Iota en Providencia. Dana Henry, su esposa y enfermera de profesión, confiesa que tenía un mal presentimiento que le sacudía el alma.
“Estaba atravesando un momento superdifícil ahí en el hospital, porque se empezó también a derrumbar”, cuenta la mujer.
Ella estaba de servicio, mientras lejos de allí sus cuatro hijos, su papá y su marido guerreabanz tratando de ponerse a salvo en la iglesia que podía aguantar la embestida del huracán Iota.
“Él me alzó por el trasero y me dijo: 'cógeme por el cuello y yo voy a jalarte por la ventana'”, relata la vecina Erminda.
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Dice con tristeza que vivió para dar testimonio del heroísmo de Rogino, Si no es por él, sencillamente hoy no estaría contando el cuento.
El isleño, de 47 años, además de mototaxista, tenía el don de servir a los otros y según cuentan logró salvarles la vida a muchos.
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“A toda su familia, eran sus hijas con sus esposos, trayendo a las mujeres y a los niños, el abuelo, la señora Erminda, la hermana de ella y más vecinos”, asegura Abu Dawi, amiga de la víctima.
Dolorosamente, en lo más crudo de la tempestad, no volvieron a saber nada de él.
“La tragedia más dolorosa que tuvimos fue la muerte de Rogino, que fue un hombre excepcional en esta comunidad”, agrega Abu.
Rogino es uno de los dos muertos que dejó Iota. Su esposa solo confirmó el mal presentimiento casi 12 horas después.
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“Llegamos allá al cementerio para enterrarlo, todo el mundo sabía que se había muerto, no tenían arena para sepultarlo, no tenían nada”, recuerda Dana con indignación.