Trabajaban como pescadores, transportadores o vigilantes, afirman familias y empleadores. Piden a Nicolás Maduro “que se ponga la mano en el corazón”.
De los 59 detenidos, 51 son de la región Caribe, como Deivis Crespo, cuya mamá vive de la preparación y venta de sopas en Barranquilla.
Según Josefa Constante, su hijo de 31 años, 2 de ellos retenido en una prisión venezolana, trabajaba como vigilante en el país vecino.
Un drama similar vive la familia del pescador José Sarmiento, que hace 9 años se fue a Maracaibo en busca de un futuro mejor.
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En contexto:
“Mi papá es un simple pescador”: familia de uno de los colombianos detenidos en Venezuela Elio Tarazona, jefe de Juan David Fernández, afirma que su empleado era “muy excelente, ni siquiera tenía malos vicios”.
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Llevaba 18 meses trabajando en Caracas con un camión de agua potable.
“Ninguna de esas personas son terroristas, es pura gente sana. El día que lo agarraron detenido yo lo dejé en Bulevar de Catia para que se fuera a su casa, y lo agarraron allí en Plaza Catia, por la vaina de papeles, y de allí empezó todo este juicio que le han hecho”, afirmó el empresario.
De ser hallados culpables, los colombianos podrían pagar una pena de 30 años de cárcel.