“Lo único que tenemos para subsistir es la matica porque es lo único que nos ha dado el Estado”, afirma Daniel Caicedo, líder de la cuenca del río Salaquí, que denuncia el abandono por parte de los gobiernos departamental y nacional.
“Nosotros somos parte de este país, no somos el problema, y hemos visto nuestros derechos vulnerados”, afirmó.
Insistió que el cultivo ilícito “es lo único que nos ha dejado el Estado para supervivencia y hoy se encuentra el Estado metiendo aquí la tropa”.
Édgar Rentería, habitantes de Riosucio, denuncia que “lo de nosotros los campesinos, los pobres, no vale nada. Hay gente que tiene cinco, seis, diez, doce hectáreas de plátano. ¿Para qué las tenemos? Para nada las tenemos porque no tenemos un comercio asegurado. Entonces lo único que nos está dando la comida son esas maticas y nos las quieren arrancar, tampoco vamos a aceptar que nos las arranquen así hasta no llegar a algún acuerdo”.
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Sugeli, una de las afectadas, reconoce que hay gente que vive “de la coca, no es mentira, otros también vivimos del plátano, pero necesitamos los ríos, necesitamos que el pueblo de Riosucio, las veredas, todos seamos escuchados”.
Y es que Conrad Valoyes Mendoza, alcalde de Riosucio, recalca que “cada vez que se incrementan las lluvias, la cuenca de Salaquí -por la tala indiscriminada de bosque- se tapona”, y en la población “se están perdiendo 600.000 plátanos semanales en virtud de que no hay vía por donde sacarlos”.
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A esta situación se suma el problema de la salud y la educación, que brilla por su ausencia en la región chocoana.