Al ritmo de la música, cerca de 500 jóvenes disfrutaban de la noche, del bullicio y del descontrol en plena vía pública de la comuna 7 (Robledo), occidente de Medellín.
“En horas de la madrugada se comunica la ciudadanía y manifiesta que hay varios jóvenes realizando en vía pública una alteración a la tranquilidad, al parecer, se trataría de una organización de una fiesta por parte de adolescentes”, indicó el general Eliécer Camacho, comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá.
Era tal la parranda, que la música, según la Policía, era amplificada desde tres casas del barrio Villa Sofía.
“Hay tres residencias que se determinaron donde colocaron los equipos. Ahí se aplicó el Código Nacional de la Policía por la violación de la misma tranquilidad y el no respetar el distanciamiento social”, señaló el general Camacho.
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La imagen de los menores sin distanciamiento, aglomerados en masa y sin tapabocas es una situación que se repite. Según la Policía, cerca de 2.000 fiestas clandestinas son intervenidas cada fin de semana.
Esto se suma a la preocupación del gobernador encargado de Antioquia, quien advirtió de un posible nuevo brote de COVID-19 en los próximos días, propiciado en su gran mayoría por estas fiestas y la desobediencia ciudadana .
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“No tenemos duda que va a haber rebrote, ya de alguna manera la especulación es cuándo. Los especialistas de la Universidad de Antioquia y la Nacional prevén que en octubre vamos a tener ya ese rebrote”, sostuvo Luis Fernando Suárez.
Según las autoridades, tras la llegada de los cuadrantes, los jóvenes que participaban de la fiesta salieron corriendo hacia sus casas.