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Las excéntricas propiedades que el Clan del Golfo construía en las selvas del Urabá

Estaban construidas en lugares recónditos, donde la fuerza pública jamás había llegado. Escuche el testimonio de un agente que se infiltró y logró recabar detalles sobre cómo funciona el fondo de guerra del Clan del Golfo.

Un grupo especial de la Dijín y de inteligencia de la Policía llegó al corazón financiero del Clan del Golfo en el Urabá. En la zona, los agentes encontraron inversiones en excentricidades y lujosas viviendas en medio de la selvas, donde los integrantes del grupo criminal nunca creyeron que los descubrirían.

Una de las propiedades más importantes del Clan del Golfo fue descubierta ubicada estratégicamente cerca del mar del Urabá antioqueño, por donde movían miles de toneladas de droga hacia Estados Unidos y Centroamérica. También era utilizada como centro de acopio de los cargamentos de cocaína.

La propiedad está prácticamente en medio de la selva, donde no hay presencia de pobladores a varios kilómetros a la redonda, lo que les facilitaba realizar también entrenamientos de asaltos armados en grandes grupos.

El Clan del Golfo también construyó edificaciones en la selva del Urabá chocoano. Estas propiedades, además de convertirse en los centros de entrenamientos, también eran utilizadas para realizar las cumbres de los máximos jefes del Clan del Golfo, incluido alias ‘Otoniel’, hoy extraditado a Estados Unidos, como lo reveló un agente de la Dipol, que por casi dos años se infiltró en las selvas del Urabá y, utilizando varias fachadas, recaudó valiosa información financiera hasta llegar al corazón del fondo de guerra de esa banda delincuencial.

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“Para tener dinero, para hacer vueltas del mismo fondo y poder cubrir pagos de nóminas criminales, adquisición de material bélico y logístico para la organización”, relató el agente.

Explicó que el millonario fondo de guerra lo sostienen los jefes del Clan del Golfo con las extorsiones y comercio de droga, entre otras actividades ilegales especialmente en el Urabá.

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“El fondo que afectamos en este caso estaba constituido por los bienes inmuebles, son bienes que hacen parte del patrimonio de la organización, es para ellos tener disponible, y de estos mismos bienes pagaban indemnizaciones cuando abatían a un cabecilla, facilitaban conseguir dinero para cualquier ajustes de cuentas”, dijo.

Agregó el infiltrado de la Dipol que el dinero del fondo de guerra no lo meten en bancos. Con el dinero construyen casas lujosas en medio de la selva: “Nos encontramos con la sorpresa de inmuebles construidos con toda la edificación y diseño arquitectónico de punta, y al lado son zonas inhóspitas en algunos casos, no hay casa en kilómetros a la redonda”.

Son zonas de muy difícil acceso a donde nunca había entrado la fuerza pública.

En total fueron ocupados 22 bienes que están en proceso de extinción de dominio. Se trataría de 11 fincas, 10 lotes y un establecimiento de comercio con un avalúo comercial de más de 100.000 millones de pesos.

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La operación se desarrolló en los municipios de Carepa, Chigorodó, Necoclí, San Pedro de Urabá, Turbo y Acandí (Chocó).

Los bienes ocupados estaban a nombre de humildes campesinos, que bajo amenazas de los jefes del Clan del Golfo firmaban las escrituras, y así el grupo evitaba los rastreos financieros que les hacía la Dijín y la Dipol.

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