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La soledad en Islas del Rosario y Barú que aqueja a quienes viven del turismo

El acostumbrado paisaje de visitantes y vendedores ha sido reemplazado por un desolador panorama por cuenta de la pandemia.

Hasta hace tres meses la queja más común en Playa Blanca, Cholón e las Islas del Rosario, era la sobrecarga de bañistas y servidores informales del turismo, ahora esos atractivos están aquejados por una soledad sin antecedentes.

Por cuenta del coronavirus, los destinos naturales fueron cerrados y toda la infraestructura turística quedó en desuso.

“Turismo no hay en Barú de ninguna especie. Precisamente se nos presentó un problema con un francés que quería entrar y no lo dejamos ingresar”, comentó Eduardo Camargo, voluntario de seguridad.

Los servicios de recreación turística representaban el 80 % de la actividad laboral de los isleños que ahora volvieron a oficios tradicionales como alternativa de sobrevivencia.

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“Estamos volviendo nuevamente atrás, ahora estamos viviendo prácticamente es de la pesca. A todas las personas nativas nos ha tocado irnos al mar a buscar caracoles y pescados para sobrevivir”, señaló Romualdo Julio, miembro del consejo comunitario.

Quienes antes daban la bienvenida a miles de visitantes, ahora se dedican a restringir la entrada con el único propósito de garantizar la salud colectiva de las islas de Barú y el archipiélago del rosario.

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