El tejo o turmequé, un deporte autóctono de Colombia, es practicado por muchos como un hobbie, por otros como un juego recreacional. Sin embargo, Lizeth Cárdenas, una joven de 23 años, ha logrado reconocimiento nacional por ser una habilidosa deportista profesional de tejo. El amor de Lizeth por este deporte inició hace ocho años, luego de haber intentado incursionar en otras prácticas en las que no tuvo éxito: jugó voleibol, fútbol y ajedrez, pero no se involucró del todo. Fue el tejo precisamente el deporte con el que, como ella lo describe, hizo clic.
“En el año 2017 me atreví a lanzar un tejo de una cancha a otra, desde los 19 metros que es lo reglamentario, y desde ahí inicié el proceso. Duré dos meses entrenando y me di la oportunidad de presentarme a un chequeo con la selección Boyacá y desde ahí inició toda mi historia de forma profesional”, narra Lizeth Cárdenas, en diálogo con Noticias Caracol.
Como si se tratara de un designio del destino, su talento y dedicación destacaban a simple vista, y fue así cómo, siendo mujer, empezó a incursionar en una práctica que, en su mayoría, tiene más presencia de hombres. “Desde que inicié en el tejo como deporte profesional empecé en la categoría sub-25, en equipos en 2018 y 2019 habíamos ganado varios campeonatos nacionales y diferentes medallas individualmente. En 2021, en los nacionales, logré clasificar a selección mayores con la liga (de Boyacá). Me logro consolidar y quedamos campeonas en diferentes eventos nacionales y medallas individuales de oro, plata y bronce. Tengo más de 30 medallas individuales que he logrado alcanzar alrededor de Colombia”, cuenta emocionada la jugadora.
Su trayectoria en el tejo
La carrera deportiva de Lizeth, oriunda de Villapinzón (Cundinamarca), ha estado llena de altibajos. Uno de ellos fue descubrir que padecía de dermatitis a causa del contacto de sus manos con la greda; su más grande pasión resultó en su principal alergia. Poco o nada, esto no la detuvo, y como tantos otros jugadores logró salir adelante con esfuerzo y sacrificio. “Cuando arranqué con tejo no contaba en mi municipio con algún club o una escuela de formación en la que me pudieran apoyar. Eso hizo que tuviera que salir de mi casa e irme a otra ciudad para avanzar”, relata.
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Lizeth, quien también es estudiante de Derecho, ha enfrentado episodios fuertes en su vida, uno de ellos fue la pérdida de su abuelo, su ejemplo a seguir en el mundo del tejo profesional. Así lo cuenta Cárdenas, con nostalgia: “En 2019 perdí a la persona que me había mostrado este deporte, mi abuelo. Ese año fue muy especial porque traje más de seis medallas del torneo Sub-25 nacional y se las mostré a él. Había traído oro en embocinadas, estaba en una posición que casi no tiene lanzamientos, pero quedé entre los primeros puntajes generales y fue un orgullo para él. A los dos meses él falleció. Fue un año decisivo”.
Lizeth pasaba sus días en canchas de tejo entrenando, intentando dividir el tiempo entre su trabajo, su carrera universitaria y su pasión por este deporte. El único espacio con las medidas reglamentarias del tejo profesional en Villapinzón es la cancha construida por su abuelo y donde ella dejaba atónitas a las personas, sobre todo hombres, que iban a pasar un rato agradable entre tejos, mechas, música y cervezas.
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Muchos al inicio, como ella misma lo cuenta, se reían al pensar que una mujer podría lanzar un tejo de cancha a cancha e incluso ganarles “el chico" -una partida de tejo-. Luego, al ver su primer lanzamiento, los presentes quedaban con la boca abierta. Ella, con su característica humildad, sostiene que contrario a lo que muchos creen el tejo no es de fuerza, "el tejo es de pulso y precisión”.
Si bien el tejo se practica como un deporte profesional, los encuentros y/o competencias oficiales en las que los jugadores pueden prepararse para eventos más grandes son escasos en el país. Por eso, Lizeth participó en torneos pequeños y abiertos, donde tuvo la oportunidad de aprender y mostrar su habilidad frente a cientos de jugadores. Sin embargo, lidiar con los comentarios de algunos hombres no fue fácil. La joven recuerda que cuando llegaba a una competencia solía escuchar voces que decían: “Nos tocó contra las niñas, eso es súper fácil”. Pero, afirma la deportista que “competir contra mujeres no es tan fácil, porque nosotras hemos tenido una trayectoria y nos hemos preparado para poder estar a la par y ganar”.
“Este deporte ha estado manchado por el machismo. Desde el inicio sabía que era todo un reto enfrentarme en campeonatos abiertos contra hombres. Tuve que fortalecer mi mentalidad. Muchas veces consideraban que uno no tenía el mismo nivel que ellos y que era muy fácil ganar. Con el pasar del tiempo, es gratificante ir a un evento, porque nuestro nivel es alto en lo profesional. Las chicas que estamos en este deporte hemos dejado un camino abierto para las chicas que quieren iniciar a jugar tejo”, asegura Cárdenas.
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Debido a su talento y dedicación, Lizeth ha recibido ofertas de varias ligas departamentales. Pero decidió jugar con Cundinamarca, y se siente orgullosa de poder representar al lugar que la vio crecer. La joven anhela que las nuevas proezas de este deporte puedan tener apoyos del Estado con los que ella no contó y que se pueda informar a las nuevas generaciones sobre el verdadero sentido del tejo como un deporte profesional.
“Yo he podido jugar por la ayuda económica que he tenido de personas externas, mi mamá, amigos, mi pareja y familiares. Cuando trabajé en empresas, mis jefes me apoyaron y en la universidad me han dado los permisos. Pero considero que hace falta apostarle al tejo como un deporte profesional, muchas personas aún no saben que es un deporte autóctono de Colombia, detrás hay muchas historias”, acota.
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Sus palabras de agradecimiento hacia las personas e instituciones privadas que la apoyaron en su proceso reflejan el esfuerzo y la sencillez de su éxito en este deporte. La futura abogada envió un sentido mensaje para aquellos que, como ella alguna vez, han soñado con llegar a grandes ligas: “Siempre la perseverancia cuenta, un factor determinante es la disciplina y no desfallecer. Cada día es un reto. A la hora del té, cuando recibimos una medalla, es la gratificación y el demostrarnos que si vale la pena intentarlo y luchar. Lo podemos hacer, lo podemos lograr”.
Las reglas para jugar tejo de forma profesional
La deportista explica que “el tejo se divide en dos: la parte recreativa que se asoció con las bebidas y otra que es la parte profesional”. En esta última, Cárdenas describe las características que convierten al tejo en un deporte federado en Colombia.
• La medida de las canchas de tablero a tablero debe ser de 19,50 metros y de bocín a bocín de 18,50 metros.
• Los tejos no son iguales, cada jugador escoge el tipo, forma y tamaño del tejo de acuerdo con su técnica, peso, entre otros.
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• No existe un tiempo mínimo ni máximo para que cada jugador pueda lanzar.
• El lanzamiento se debe hacer dentro del recuadro ubicado frente a cada tablero, de lo contrario la acción se invalida.
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• No hay una técnica única, cada persona escoge cómo lanzar el tejo.
• Antes de iniciar cada partida, los tejos de los jugadores deben ser calibrados por el juez de la competencia.
• En la categoría femenina cada partida es a 21 puntos y en la categoría masculina a 27 puntos.
• Hay diferentes tipos de partidas: equipos (cuatro jugadores en cancha y dos en banca), duplas (dos deportistas en cancha y uno en banca) e individual (un solo atleta compite contra otros).
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• En los torneos nacionales no está permitido el consumo de bebidas alcohólicas.
• Cada jugador debe estar afiliado a un club y a una liga para poder competir.
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• Los colores de la vestimenta de cada deportista deben coincidir con los colores de la bandera del departamento al cual representa, de no cumplir con esto, la partida podría ser anulada.