Sebastián Ramírez Amaya era un joven biólogo de la Universidad de los Andes a punto de cumplir 31 años. Estaba haciendo un doctorado en biología en la Universidad de Arizona y había hecho su práctica en África estudiando el comportamiento de los monos aulladores, pilar de su carrera. Su familia resalta su pasión por los animales, de los que también dicen eran su vida.
“Sebas, como le decíamos todos los que lo conocíamos, se fue de la vida en el mundo que amó, en ese mundo de los animales, y se fue de la vida en el continente que es como el gran reino de los animales, África”, manifestó Juan Mauricio Ramírez, tío de Sebastián.
El joven se encontraba en el Parque Nacional Kibale realizando labores de investigación de rutina cuando fue embestido por un elefante.
Miguel, uno de sus compañeros de aventuras en ese estudio e investigación de los chimpancés, asegura que se ha perdido a un gran científico: “Te fuiste de repente, jamás volveremos a escuchar tu risa ni a disfrutar de un cálido abrazo. El único consuelo que nos queda es que te fuiste haciendo lo que más te gusta”, escribió.
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A Juan Mauricio hoy le sobran palabras para describir a ese hombre inteligente, entregado, feliz y trabajador.
“Sebas fue un ser luminoso, fue un ser muy especial. Decía yo en alguna red social que él era como una sonrisa de Dios, y eso es lo que es y será para siempre en nuestra memoria y nuestro recuerdo”, expresó su tío.
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La Asociación Primatológica Colombiana se pronunció sobre la muerte del joven investigador enalteciendo su trabajo y lo que era como ser humano: “Siempre recordaremos al hijo, hermano, amigo y confidente que con una gran sonrisa nos enseñó que todo en la vida se logra con esfuerzo y muchas ganas”.
El departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes realizará un homenaje de despedida a Sebastián.
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