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“La guerra es un extraordinario instrumento de impunidad para los corruptos”: Íngrid Betancourt

Habló sobre el infierno del secuestro ante la Comisión de la Verdad, justo el día en que exjefes de las FARC pidieron perdón. “Me tenían ahí para matarme”, dijo.

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Justo cuando excomandantes de las FARC pidieron perdón, se conoció el conmovedor y doloroso testimonio de Íngrid Betancourt, quien soportó el infierno del secuestro durante más de seis años, ante la Comisión de la Verdad.

“A ella se le puso una cadena en el cuello durante muchos años, pero era una manera de protegerla, para que no se fuera a volar y a morir en la selva. Obviamente, esto es una manera de de no querer reconocer que lo que hicieron fue ponerme una cadena como un animal”, dijo.

Afirmó que la intención de los guerrilleros era acabar con su vida y hacer con ella lo que quisieran.

“La verdad es que ellos me tenían ahí para matarme, para disponer de mi vida, para hacer de mí una cosa canjeable en función de sus propios intereses”, indicó Íngrid.

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Anotó que “el secuestro es un asesinato” y “es el peor de los crímenes porque los incluye todos y para siempre”.

“La persona que, si tiene suerte, es liberada...
el secuestro por lo general va de la mano con el asesinato, cuando se da la suerte infinita de salir vivo, la persona que sale es otra persona y la que se quedó, o la que entró, esa persona que fue ya no es más“, aseguró.

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Sostuvo que “todos esos abusos que cometieron amparados supuestamente en la guerra, en el conflicto ideológico, en que eran las FARC en contra de la oligarquía, todo eso que trataban de maquillar, el horror que estaban produciendo, hoy en día eso se cayó”.

Señaló que “ni si quiera pueden confrontar su propia verdad” y “ellos acusan al Estado colombiano”.

“Ellos lo replicaron en la ilegalidad con la misma corrupción, con la misma sevicia, eran como un espejo distorsionado de aquello que querían combatir”, puntualizó.

Asimismo, dijo que “la guerra es un extraordinario instrumento de impunidad para los corruptos porque es lo que les permite pasar por debajo, pretender que, si son acusados, es una vendetta política, desvirtuar la verdad y esconderse detrás de esa cortina de humo de una narrativa polarizada”.

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“Con la paz entramos a ver el problema real: el problema real no es que la guerra creó corrupción, sino que la corrupción creó la guerra. Es la corrupción la que necesita la guerra“, concluyó.

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