Las causas de la muerte del sacerdote Javier Eduardo González en un bar de Medellín son materia de investigación. Sin embargo, según allegados, habría indicios de que pudo ser asesinado, ya que le robaron sus pertenencias.
“Lo que se ha comentado es que fue una sobredosis de escopolamina. Él fue a ver el partido de Colombia - Paraguay sub-20 y, de un momento a otro, una persona extraña estaba con él, la persona sale y él queda solo. En ese momento cuando el dueño del establecimiento ve que estaba en la mesa, lo sacan y llaman a la Policía y ven que no tiene signos vitales”, manifestó el sacerdote Daniel Muñoz Sierra, compañero de Javier Eduardo.
Sin signos vitales y sin sus pertenencias, así encontró la Policía al sacerdote, en la mesa de un bar de Medellín. La persona que departía con él minutos antes de su muerte es la pieza clave en la investigación.
“De las primeras informaciones posiblemente sí hay el hurto de unas pertenencias, pero estamos avanzando en las investigaciones. Esta investigación la tiene el CTI” de la Fiscalía General de la Nación, señaló José Miranda, subcomandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá.
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El padre Javier Eduardo González fue despedido este lunes en Medellín. Sus familiares, feligreses y sacerdotes amigos recordaron con nostalgia la trayectoria del cura.
“Javier era una persona muy sincera, muy alegre, muy estudiosa, muy preparada, muy humanitaria y conservaba siempre ese espíritu de alegría”, manifestó la hermana Deyanira Serna, compañera de sacerdote fallecido.
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“Después de que terminaba la misa, seguía una fila de 30 a 40 personas esperando a que él atendiera; a todo el mundo dándole la bendición”, comentó Antonio Puerta, feligrés.
El padre Javier Eduardo González era reconocido por hacer misiones humanitarias en zonas apartadas del país.
Javier Eduardo González era oriundo de Planeta Rica, Córdoba, pero vivía hace más de 10 años en Medellín y hace ocho se formó como sacerdote.
Además de trabajar como formador del Seminario Misionero San José, colaboraba en la Parroquia Jesús de la Buena Esperanza del barrio Belén Rosales, comunidad que también lamenta su partida.
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