Juan Gabriel Vázquez habla de su nuevo libro, ‘Los nombres de Feliza’, que “murió de tristeza”
Un escrito de Gabriel García Márquez llevó al autor a conocer la historia de la escultora colombiana Feliza Bursztyn, que tuvo que salir exiliada a París. “En su tumba está mal escrito su nombre”, reveló el escritor.
"El exilio fue lo que realmente destrozó la fuerza, la resistencia que Feliza Bursztyn había tenido durante toda su vida", dijo el escritor Juan Gabriel Vázquez -
El escritor Juan Gabriel Vázquez publicó recientemente su novela ‘Los nombres de Feliza’, la historia no contada de la escultora bogotana Feliza Bursztyn, hija de una pareja de judíos que, tras vivir años difíciles en Colombia, falleció durante su exilio en París. El subdirector de Noticias Caracol, Alberto Medina, habló con el autor sobre su obra.
Escrito de García Márquez fue la semilla de la novela
La artista “murió de tristeza” y así lo rastreó en su momento Juan Gabriel Vásquez en un escrito de Gabriel García Márquez. El autor de ‘Los nombres de Feliza’ expresó que “cuando yo leí el artículo por primera vez, esto es en el año 96 en París, yo estaba viviendo allá, fue la primera noticia que tuve sobre la existencia de Feliza Bursztyn. Yo me había cruzado, como tantos bogotanos, todos los días con la escultura de la carrera Séptima con calle 100, el homenaje a Gandhi, sin saber que era una escultura y sin saber que la había hecho una mujer que se llamaba Feliza Bursztyn. De manera que su nombre era nuevo”.
Detalló que a la obra “le habían quitado la placa a mediados de la década de 1970, la placa que la identificaba, después de que unos ladrones trataron de robarse la escultura, probablemente para revenderla como chatarra. Pero la columna de García Márquez, que se publicó pocos días después de la muerte de Feliza, hablaba para mí de una mujer completamente desconocida para mí y esa era la primera fuente de inquietudes. ¿Por qué García Márquez dedica una columna a hablar de esta persona? Tiene que ser alguien especial. Y luego esas tres palabras tan extrañas y tan llenas de significado: “Murió de tristeza”. ¿Por qué muere de tristeza una persona? ¿Por qué García Márquez puede alegar que eso fue así? Esa fue la semilla de la novela”, dijo.
“Feliza pagó un precio”
Juan Gabriel Vázquez afirma que “la vida de Feliza fue, entre otras muchas cosas, entre las muchas lecturas que admite, una lucha constante por liberarse de todas las camisas de fuerza que la sociedad le imponía, y al hacerlo fue lentamente enfrentándose a las limitaciones, pagó un precio por eso, eran limitaciones que le ponía su familia, su comunidad en Bogotá, el mundo artístico, que era predominantemente masculino”.
Publicidad
“Ese fue uno de los ingredientes que marcaron su vida desde el principio. La novela trata de reconstruirlo y reconstruir los demás ingredientes de ese fenómeno que García Márquez llamó tristeza para saber si eso es verdad, para saber cuál es el lado. El exilio fue de lo más importante, el exilio fue lo que realmente destrozó la fuerza, la resistencia que Feliza Bursztyn había tenido durante toda su vida. Fueron meses tremendamente duros y tremendamente tristes. Y el hecho de que estuviera en compañía de Pablo Leyva, el hombre que me reveló lo que había ocurrido durante esos días, para mí fue un regalo, poder explorar esos momentos que nadie más conoce, como tal vez los conoció él. Creo que es el centro de lo que traté de contar”, detalló.
¿Por qué el libro se llama ‘Los nombres de Feliza’?
El escritor colombiano reveló en su diálogo con Noticias Caracol que “el gran periodismo colombiano nos ha contado y nos ha hecho revelaciones absolutamente imprescindibles sobre el estatuto de seguridad, sobre el gobierno represivo, perseguidor de (Julio César) Turbay Ayala. Pero creo que el daño que esos años hicieron en nuestra vida privada, en la vida privada de Feliza Bursztyn, por ejemplo, pero también en la vida privada de García Márquez o de tantos otros que sufrieron la persecución paranoica de esa ley tan represiva que fue el estatuto de seguridad, pues ese aspecto privado, ese aspecto invisible, tal vez no se ha contado lo suficiente”.
"Feliza fue una mujer que no tuvo a lo largo de su vida lo que damos por sentado con tanta facilidad, que es la certidumbre del nombre", dijo Juan Gabriel Vásquez -
Captura de pantalla
Publicidad
Vásquez, además, dijo que “Feliza fue una mujer que no tuvo a lo largo de su vida lo que damos por sentado con tanta facilidad, que es la certidumbre del nombre. Una de las pocas estabilidades que tenemos en la vida es que sabemos cómo nos llamamos, y a Feliza no le fue concedido ni siquiera eso. Su nombre cambió constantemente, su amante de los años cincuenta, Jorge Gaitán Durán, el gran poeta, él tenía un seudónimo para ella. La grafía salía de manera equivocada en todas las entrevistas que le hacían, en su tumba está mal escrito su nombre, de manera que todo eso se convirtió para mí en una metáfora de esa necesidad que tuvo de buscar un lugar y una identidad dentro de un mundo difícil que no se la concedía, como fue el caso de Feliza, como fue el caso también de Marta Traba, gran crítica colombiana, que recibió amenazas de muerte por dar sus opiniones contra ciertos pintores. De manera que esa exploración de esas dificultades que tuvieron que vencer, también era una de las cosas que más me interesaba”.
Esto es barbarie, no tiene otro nombre. Aquí no hay ideas, no hay debate, hay violencia, violencia pura, violencia en todas partes y ganaron los violentos. Nadie me ha hecho nada, Feliza. Nadie me ha marcado la cara todavía, pero ya consiguieron que me callara. Ya ganaron los violentos
Fragmento de ‘Los nombres de Feliza’ donde se cita a Marta Traba
¿Ganaron los violentos como dijo Marta Traba?
“Una de las preocupaciones que atraviesan todas mis novelas es esa pregunta de por qué somos incapaces los colombianos de salir de esos ciclos de violencia, o de vencer, o de neutralizar esa violencia soterrada que siempre está por debajo de nuestra vida social, de nuestra convivencia y que todo lo contamina y que todo lo envenena. Yo creo que no he escrito una sola novela que no reflexione sobre esto o que no trate de reflexionar sobre esto en algún sentido. Y en este caso venía dado por los hechos reales. Marta Traba contó de esto en una entrevista que le dio a El Tiempo, si no me equivoco, una entrevista en la que contaba cómo había recibido una llamada en la que alguien había amenazado con marcarle la cara por haber dado ciertas opiniones críticas contra ciertos pintores colombianos. Y claro, eso tiene que ser aterrador para cualquiera, que esa violencia con la que convivimos se inmiscuya también en lugares donde no debería tener ni siquiera entrada”, dijo el escritor Vásquez.
*ENTREVISTA DE ALBERTO MEDINA SUBDIRECTOR DE NOTICIAS CARACOL