Las pruebas de Estado revelaron otro destacable logro, el que consiguió un joven de La Guajira.Se trata de un estudiante con síndrome de Down, quien se graduó con honores y alcanzó el máximo puntaje de las Pruebas Saber logrado por los bachilleres de su municipio.
Él es Édgar Alexander Orozco, su capacidad lo llevó a conseguir 326 puntos, el puntaje más alto en su municipio, Distracción, al sur de La Guajira y el más alto estipulado para quienes como él tiene alguna discapacidad.
Su historia es el más claro ejemplo de que no existen límites.
Publicidad
“Lo que hice fue abrazarlo, llorar, llorar, llorar, y tenía la mente en blanco. Le decía: ‘hijo tienes que ser grande, demostrar que tú no eres eso, que vas a pasar barreras y tienes que acabar con el mundo antes de que el mundo acabe contigo. Tienes que ser grande’”, contó Judith Páez, mamá de Édgar.
Judith se dedicó a guiar a su hijo desde el día de su nacimiento junto a una profesora en casa.
Publicidad
“Se le ha tratado como un niño normal, se le ha exigido, se le han colocado metas, y ante todo con mucho amor, cariño, comprensión. Él nunca ha sido visto como un niño diferente”, expresó.
Conseguir esta meta académica siempre fue un sueño por el que siempre trabajó de la mano de los más cercanos, que también lo llevaron en diciembre pasado a recibir con honores el título de bachiller del Instituto Educativo Rural, un colegio donde no recibió tratamiento especial por su condición.
“Aplicaba sus exigencias y conocimientos de las áreas de informáticas y los programas que se trabajan, los trabaja y tiene dominio, no al mismo ritmo y destreza que los compañeros, pero siempre aplica y desarrolla los trabajos. Aparte de ser líder, porque le gusta, siempre lideraba el grupo y los inclinaba a trabajar sobre algo y el grupo al saber de él todos los acogían e intentaban complacerlo”, Eider Oñate, profesor de Édgar.
Su familia lo describe como un joven líder, amoroso, entregado y decidido. Quiere estudiar informática y educación física, y aunque está becado por su resultado en las pruebas de Estado, por el momento, este nuevo reto deberá esperar porque no alcanzó a inscribirse en una universidad.
Publicidad
“Ya se le consiguió la beca de palabra, pero me gustaría, la fe mueve montañas y alguien puede solicitar que sea incluido en este semestre”, pidió su mamá.
También tiene inclinaciones por la música. Toca el acordeón y la guitarra.
Publicidad
No solo su mamá hizo parte de este proceso, también su padre Édgar Orozco Suárez, que falleció hace nueve años, y con quien era inseparable y a quien dicen le heredó la pasión y una consigna que reza que un corazón apasionado lo puede todo.