La maestra María del Pilar es invidente de nacimiento y desde niña tuvo que asumir el rol de maestra para que su hermano no se quedara sin estudiar luego de que le rechazaran el ingreso al colegio porque también es ciego.
“Desde los 7 años jugaba a ser docente y a partir de los 9 años empecé a educar a Carlos, mi hermano, darle las clases en la casa”, cuenta.
El corazón de María del Pilar se mueve por su hermano, que gracias a sus enseñanzas logró alcanzar su título universitario.
“Eso era algo muy bonito porque aparentemente era un juego, pero un juego muy en serio. Todos los días nos sentábamos de 6 de la tarde a 10 de la noche”, recuerda.
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No poder ver ha sido su mayor inspiración en las noches para sentarse a escribir. Ahora tiene 7 libros en los que describe lo que sus otros sentidos perciben de la vida.
“Yo me siento en el computador, abro el documento de Word y empiezo a digitar. Siempre comienzo buscando los personajes, colocándoles los nombres, hago todo ese esquema, luego la parte geográfica, en qué país se va a desarrollar, busco las costumbres, cómo se alimentan”, señala.
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Ha sido ejemplo de superación para unas 26 promociones de estudiantes en Medellín, a los que ha visto graduar gracias a sus enseñanzas.
“Se da entero a los demás. Para mí es como mi familia, una maestra para mí, en las aulas para los estudiantes y para mí en la vida”, dice su amiga Liliana María Vélez.
María del Pilar cuenta con dos licenciaturas, dos especializaciones y asegura que todos los días trabaja para superar la mayor discapacidad del ser humano que, según ella, es la ausencia del amor.