Niños sin infancia por estar en la guerra, cargando armas más grandes que ellos, esa fue la cruda realidad expuesta en el Foro Infancia Reclutad a, impulsado por Noticias Caracol y cuyo fondo es un informe promovido por el Instituto de Ciencia Política para mostrar la gravedad de lo que ha sido la participación de los menores de edad en el conflicto del país.
La dura radiografía la revela Alejandro Eder, quien fuera uno de los líderes de los programas de reintegración en Colombia. Según él, los castigos por el reclutamiento no responden a la dimensión del problema.
“Solo hay 10 sentencias en la justicia ordinaria en los últimos 30, 40 años, y estamos hablando de 18.000 víctimas solo en el caso de las FARC. Si a eso le sumamos las AUC, el ELN, los grupos que hoy existen, podemos estar hablando fácilmente 40.000 o 50.000 víctimas de reclutamiento en Colombia”, señaló Eder, director del proyecto Infancia Reclutada.
El informe fue elaborado con testimonios de mil 500 víctimas como Pedro, quien en diálogo con el director de Noticias Caracol, Juan Roberto Vargas, relato cómo entró a la guerra.
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“Fui reclutado a los 14, aquí en la ciudad de Bogotá, a escasos 15 minutos del Palacio de Nariño. Trabajé durante siete años con las FARC aquí en la ciudad y posteriormente de dos años ingresé a la parte armada”, contó Pedro.
El informe encontró que los menores eran reclutados porque se necesitaba más gente para oficios de la guerra y se convirtió en una práctica macabra.
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“Les enseñaban a ir de primeros en la primera fila, lo que dicen carne de cañón que es un término espantoso. ¿Con qué fin?, para proteger a los guerrilleros y guerrilleras más curtidos. Les enseñaban a gritar, entonces eso tenía un efecto y es que cuando entraban en combate con la fuerza pública, a los niños empezar a gritar, frenaba la fuerza pública porque decían son niños y eso les daba algunos segundos de ventaja táctica. Como padre de familia a mí me duele que están volviendo el grito de un niño en un arma de guerra”, indicó Alejandro Eder
“Lo que buscamos es cumplirle a las víctimas, visibilizarlas y creo que eso se logró muy bien con este documento e invitar a los responsables para que precisamente en el marco de la JEP reconozcan el delito. Recordemos que si ellos dicen la verdad, si reconocen, pues pueden tener muchos beneficios”, manifestó María Clara Escobar, directora del Instituto de Ciencia Política.
Pedro también narró cómo fue ver a otros niños en las filas de las FARC.
“El tema de los niños o de menores en las filas pues es bastante normal, cuando uno ve 20 adultos, 10 niños desde los 13, 12, 11, 15 y es muy común”, señaló.
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“Me empiezo a desencantar del tema es cuando empiezo a ver a los comandantes con relojes de 12, 13 millones de pesos, algunos excesos en el tema de gastos, para mí no serían concebible ese tipo de gastos o pagar 500.000 pesos por una botella de licor. Yo empiezo a cuestionar eso porque yo que viví y trabajé aquí sin un sueldo, con condiciones económicas difíciles, empecé a entender esa plata sirve para otras cosas. Yo me pongo a pensar y digo yo en mi juventud, de los 14 a los 20, yo me perdí de muchas cosas que debía haber estado haciendo por estar metido en este cuento, lo que tú dices, por ejemplo, hay muchos niños allá que entran pensando en que es lo mejor del mundo, pero no es así”, recalca Pedro.
Para Alejandro Eder la verdad de las FARC ha sido mínima.
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“De los 32 comparecientes ante la JEP, solo dos han confesado y han pedido perdón por haber reclutado menores de 15 años. Como colombiano mi expectativa es que todos hagan eso, esto trasciende a las FARC”, subrayó Eder.
El tema es de tal crudeza que en el informe se evidencia que la primera experiencia de los niños es violenta
“Dice ella: ‘vi mi primer muerto’ y era que su amiga de 13 años, que era porrista, se puso a hacer vueltas canelas en el campamento sin permiso entonces le hicieron un consejo de guerra y la fusilaron”, contó Alejandro Eder.
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Para Pedro y para Alejandro Eder este tema del reclutamiento es por falta oportunidades, y toda la sociedad debe responder.
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“Necesitamos oportunidades, no podemos seguir viviendo en un país donde la mitad de los niños no pueden ir al colegio, donde los jóvenes terminan la universidad y no pueden conseguir trabajo. Aquí tenemos que unirnos, parar de pelear por pendejadas y tenemos que proponernos sacar a Colombia adelante porque es lo único que va a acabar con la violencia y con los abusos de los menores”, puntualizó Eder.
Para los expertos aquí lo que se requiere es conciencia en la sociedad para que esta barbarie no se repita con niños que pasaron de la infancia a la guerra.
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