Ni las restricciones ni las medidas severas lograron evitar las masivas fiestas en Barranquilla y Cartagena .
Durante el puente festivo, solo entre estas dos ciudades, las autoridades intervinieron 32 rumbas clandestinas, 50 riñas callejeras y aplicaron más de 500 comparendos por otros casos de indisciplina social.
“En el desarrollo de esos planes se hizo necesario dispersar a las personas que estaban allí teniendo en cuenta que no estaban conservando las medidas de bioseguridad dispuestas por el Gobierno nacional”, declaró el comandante operativo de la Policía del Atlántico, el coronel Edwin Rojas.
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Veintidós establecimientos de recreación nocturna fueron sellados temporalmente cuando dentro de los locales se registraban aglomeraciones y expedían licor en horarios que cobijaba el toque de queda. Además, varios asistentes no portaban el tapabocas.
“Quedó demostrado que después de las 12 de la noche todavía hay cantidades de personas insensatas que siguen queriendo seguir la rumba, manteniendo el desorden”, dijo David Múnera, secretario de Gobierno de Cartagena.
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“No son uno ni dos, sino son miles de miles de ciudadanos que tuvieron esa irresponsabilidad”, agregó.
Aunque la tradicional temporada de vacaciones ya finalizó después del pasado puente de Reyes, en Cartagena, aún es notoria la afluencia de turistas. Lo que obliga a mantener de manera indefinida las caravanas de inspección policial.
“Seguimos con los operativos en todo lo que tiene que ver con el área metropolitana de Cartagena y sus municipios aledaños, precisamente para hacer cumplir el decreto establecido por el señor gobernador y por el señor alcalde distrital”, manifestó el coronel Andrés Obando, comandante del Primer Distrito de Cartagena.
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Las autoridades advirtieron que los controles también se intensifican en los municipios aledaños a Cartagena y Barranquilla, donde ya se han identificados varios casos de indisciplina social.
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