Siete horas les tomó a los bomberos apagar la conflagración, que, según la comunidad, fue causada por manos criminales.
Un completo infierno, así describen testigos los momentos vividos durante el grave incendio en una casa del barrio Pízamos, en el oriente de Cali. Las llamas alcanzaron hasta los doce metros de altura.
En la vivienda había tres niños y el propietario, Darío Orozco, quien dormía cuando comenzó la conflagración y sufrió quemaduras en las manos y la cabeza. Entretanto, uno de los menores resultó afectado por inhalación de humo.
“Se me vino la llamarada como un fogonazo, se me prendió el pelo, tengo dolor y me quemé las manos. Me tiré a la plancha del vecino de atrás y, de ahí, me tiré a la otra y me baje por una reja”, aseguró el hombre herido.
“Eran unas llamas inmensas que tocaron hasta la parte de arriba de un árbol, nadie se podía acercar, era totalmente imposible apagar eso, había cogido mucha fuerza”, dijo Juan Pablo Orozco, afectado por el incendio.
Los miembros del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Cali tardaron siete horas en controlar la emergencia.
“El problema más que todo fue remover todo el material que estaba involucrado en el incendio. Además de eso, el abastecimiento de agua, porque no había hidrantes disponibles en la zona”, afirmó Wílliam Mellizo, jefe de turno del organismos de socorro de la capital del Valle del Cauca.
Las llamas también afectaron tres viviendas aledañas, entre esas la de doña Gregoria Mera. “En casi el 70 % de la vivienda se quebraron los vidrios, paredes”, comentó la damnificada.
Las autoridades investigan las causas del incendio, pero algunos de los afectados señalan que fueron manos criminales, "porque un cortocircuito realmente no fue”.
En la vivienda, donde también funcionaba una bodega de reciclaje, quedó en pérdida total.