Muchos afectados en Providencia se rehúsan a abandonar lo que les quedó, pero en la noche se refugian en un albergue ubicado en una iglesia, la única que quedó en pie.
La parroquia es la de Nuestra Señora de Los Dolores, donde el padre Benito Huffington improvisó un refugio. Alí, incluso, el despacho se convirtió en cocina.
“La gente se va para la casa en el día a rebuscar, recoger los que les queda y en la noche se me llena acá. Tenemos 40 o 45 personas aquí y no pudimos recibir más por la pandemia”, relató el párroco.
Los afectados se reúnen en torno a una sopa caliente y sobreviven.
Publicidad
“Todos estamos mirando la cara el uno al otro, sin poder ayudar absolutamente. De todas maneras, Dios es nuestra fortaleza y sé que vamos a salir adelante,” manifestó el padre.
De todo el barrio, lo único que quedó en pie fue el templo católico.
Publicidad
“Es muy raro, porque lo que teníamos planeado era el albergue de en frente, pero se fue todo el techo, en la mitad del huracán nos tocó salir corriendo”, señaló Sandra Helena Howard, líder del albergue.
“Nos tocó escondernos en un baño y en una cocineta y estuvimos ahí como hasta las 9 de la mañana, mientras pasaba todo”, recordó José Alberto Murcia, uno de los damnificados.
Ahora con las fuerzas que les quedan quieren reconstruir Providencia.
“Gracias a Dios estamos vivos y para adelante, trabajar para reconstruir la isla con el poder de Dios”, dijo Murcia.
Publicidad
Así, en comunidad, y apoyados en su fe, estas personas luchan contra las circunstancias y los problemas que les dejó el huracán Iota.