Las masacre en Santander de Quilichao se registró en la vereda Cascabel, hasta donde, según testigos, llegaron hombres armados para disparar indiscriminadamente contra los ocupantes de una vivienda. En el sitio murieron tres y otro más perdió la vida cuando era trasladado hasta un hospital.
“Un arquitecto, un sobrino de este y los otros que al parecer son trabajadores que se encontraban realizando una actividad de remodelación en la vivienda”, dijo Luis Cornelio Angulo, secretario de Gobierno del Cauca, al anotar que “en esa zona hay presencia de cultivos de coca”.
Las víctimas fueron identificadas como Alirio Enríquez Gaviria, Antonio Enríquez, Jaider Gaviria, familiares entre sí, y Mario Herney Gómez.
Ante este nuevo hecho violento, defensores de derechos humanos reclamaron una vez más acciones efectivas para preservar la vida en el Cauca.
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“El Gobierno le entregó de manera vedada el manejo del orden público del suroccidente, y concretamente del Cauca, a las mafias del narcotráfico”, señaló Wálter Aldana, líder social del departamento.
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Entretanto, el gobernador del Cauca, Elías Larrahondo, hizo un llamado a fortalecer el pacto por la paz.
“Visibilizar el deseo de paz en el departamento del Cauca, buscar la inversión social, fortalecer la estratégica de la fuerza pública para acabar con los cultivos de uso ilícito y, por supuesto, también para desmantelar a los grupos delincuenciales”, afirmó.
Las autoridades trabajan en dos hipótesis para tratar de esclarecer el crimen, una de ellas señala a las disidencias como presuntos responsables.
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