Más de 1.440 familias han sido víctimas de desplazamiento forzado en Buenaventura desde el pasado 30 de diciembre hasta la fecha. Mientras unas se han trasladado a otros sectores del puerto vallecaucano, otras han llegado a Cali .
Una de esas es la de Kevin, un menor de edad que debido a las amenazas interrumpió sus estudios de bachillerato. Ahora, busca la forma de retomarlos en la capital del Valle del Cauca, pero no cuenta con las herramientas para hacerlo.
Kevin y su familia cuentan que hombres armados llegaron a su casa en Buenaventura, tumbaron la puerta y les dieron un ultimátum.
“Llegaron a pegarle a mi papá y mi mamá y a decirnos que, si no pagábamos $2 millones, iban a matar a mi papá o a alguno de nosotros”, afirma el adolescente.
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Sin dinero para pagar la extorsión, pero seguros de que la amenaza era seria, Kevin y su familia salieron con lo que tenían puesto. El joven recuerda que sólo alcanzó a empacar un cuaderno, que ha leído una y otra vez porque en Cali no tiene cómo estudiar.
“No tener herramientas para poder estudiar y repasar para poder estudiar y cumplir mi sueño de estudiar mi carrera”, señala.
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Kevin necesita terminar su bachillerato y luego estudiar para ser abogado. Su anhelo es defender los derechos de su comunidad.
“Ayudar a otras personas a las que les ha pasado lo mismo que a uno, que están viviendo esta situación, apoyarlas”, asevera.
Su mamá, que paso de tener un negocio propio en Buenaventura a vender tintos en Cali, sueña con ver a su hijo convertido en un profesional.
“Yo quiero que estudie para que salga adelante ya. Él siempre le ha gustado mucho el estudio siempre, nunca ha perdido año”, comenta.
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Ambos tienen la firme convicción de convertir ese doloroso episodio de desplazamiento en una oportunidad, por lo que están en busca de un colegio y ayudas tecnológicas para que Kevin pueda estudiar y siga forjando sus sueños.
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