Vetas, en Santander, es el municipio más alto de Colombia y, por varios siglos, en esta zona las comunidades mineras han extraído oro de forma artesanal, una actividad de impacto ambiental sobre la delgada línea que los separa del Páramo de Santurbán , ecosistema de especial protección.
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La inclusión de Vetas en la zona de delimitación donde se prohíbe toda actividad minera, tenía en riesgo la viabilidad del municipio, y el sustento de 2.000 familias mineras que representan el 90% de la población de la localidad.
No obstante, el Gobierno nacional aceptó la propuesta de la comunidad de declarar como zona de protección hasta el 70% del municipio, en el 30% restante se daría continuidad a la minería de bajo impacto.
“El Ministerio de Ambiente acortó la propuesta que el municipio de Vetas presentó en la etapa de consulta y la propuesta que nos permite salvar al territorio”, declaró el alcalde de Vetas, Hernán Bautista.
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“Hemos logrado un acuerdo histórico para la delimitación del páramo, primero, reconociendo la minería y la minería tradicional, una minería que defiende el medio ambiente que protege las fuentes hídricas”, dijo el viceministro de Ambiente, Francisco Cruz.
Para los ambientalistas en Santander la verdadera amenaza es la minería a gran escala.
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“Va a solucionar la problemática socioambiental porque no presenta una solución de fondo al dejar por fuera de la zona de protección, precisamente, las áreas qué piensa intervenir Minesa con su megaproyecto”, expresó la lideresa ambiental Mayerly López.
Vetas es el primero de 30 municipios con incidencia en el Páramo de Santurbán que define sus límites para proteger el ecosistema y no abandonar sus actividades económicas.