Al cumplirse 20 años del asesinato del exgobernador de Antioquia Guillermo Gaviria, su consejero de paz, Gilberto Echeverri, y ocho militares, Daniel Gaviria perdonó a Pastor Alape, uno de los exguerrilleros de las FARC que le arrebató a su padre.
“Yo lo veo a usted dando pasos hacia la no violencia y eso me da confianza a mí, y eso, unido con los pilares de la no violencia, me lleva a poderle extender el perdón”, manifestó el hijo de Guillermo Gaviria antes de pararse y mirar directamente a los ojos al exguerrillero, al que le dio un fuerte apretón de manos.
El acto de reconciliación se dio en medio de la cumbre de la no violencia realizada en el municipio de Caicedo, en Antioquia, lugar donde fueron asesinadas estas diez personas y municipio que hoy es considerado el primero no violento de Colombia.
“Este ejercicio de encontrarnos a hablar de acciones en el marco de la no violencia nos fortalece en esa proyección de construir cultura de paz en este país”, aseguró Pastor Alape.
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Por su parte, Rodrigo Londoño, quien fuera el máximo jefe de las extintas FARC, también pidió perdón y afirmó sentirse avergonzado por ese “crimen atroz”.
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“Hoy se cumplen 20 años del doloroso asesinato de Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri, cometido por las FARC-EP. Pedimos perdón por este crimen atroz que nos duele y avergüenza. Guillermo y Gilberto seguirán vivos en la memoria del país como dos imprescindibles de la paz”, escribió en sus redes sociales.
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Entretanto, Aníbal Gaviria, gobernador de Antioquia, recordó a su hermano como un pacifista que le apostó a la no violencia.
“Nunca he estado sin él, siempre siento su compañía y todos los días y todas las noches lo recuerdo, y ha sido y sigue siendo mi más grande fuente de inspiración, él ha estado y estará siempre a mi lado”, sostuvo al hablar de Guillermo Gaviria.
¿Cómo murió Guillermo Gaviria?
El 21 de abril de 2002, el entonces gobernador de Antioquia y su consejero de paz, Gilberto Echeverri, encabezaban una multitudinaria marcha rumbo al municipio de Caicedo, Antioquia, donde la violencia hacía carrera.
La marcha buscaba la reconciliación, pero las extintas FARC, al ver la oportunidad de llevarse a dos políticos de valor los engañó.
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El entonces grupo armado luego los trasladó a un campamento en Urrao, donde fueron baleados el 5 de mayo de 2003 bajo la excusa de que cuatro helicópteros del Ejército Nacional habían sobrevolado la zona selvática en la que estaban, a unos cuatro días de recorrido a pie desde el casco urbano de dicho municipio del suroeste antioqueño.
Junto a ellos murieron ocho militares que permanecían en poder del grupo subversivo.