El entrenador, amigos y familiares del boxeador Luis Quiñones siguen impactados por la muerte del deportista, que estaba en coma inducido tras la pelea con su amigo José Muñoz, el pasado sábado 24 de septiembre, en Barranquilla.
En el último asalto, el joven de 25 años se desplomó y tuvo que ser trasladado a una clínica.
Miguel Ángel Guzmán, entrenador de Luis Quiñones, dijo que muchos “hemos quedado sorprendidos, la mayoría de entrenadores y mi persona, porque es que si él me dice algo, ‘profe, me duele’, pero no hubo un golpe contundente que uno diga ‘tengo que parar la pelea’”.
En la última entrevista que concedió el boxeador, precisamente un día antes del encuentro, aseguró que estaba “sin ningún problema, sin deshidratación, sin aguantar hambre, todo perfectamente, dimos el peso como era, entonces mañana es la batalla”.
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Y culminó sus declaraciones hablando de su tierra natal: “Yo soy de Santander, Barrancabermeja, la bella hija del sol, la del petróleo, de allá vengo yo”.
Los médicos informaron que Luis Quiñones tenía un deterioro neurológico que lo llevó a la muerte, tras batallar durante cinco días por su vida.
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El boxeador Juan Coronel, amigo del pugilista, afirmó que “él era ejemplo a seguir de muchos de nosotros como boxeadores, nos ha costado mucho asimilar eso”.
Para su entrenador, Luis Quiñones era “un muchacho que tenía muchos sueños: comprarle una casa a su familia, su sueño era pelear en Estados Unidos, su sueño era ser campeón nacional”.
El cuerpo del boxeador será trasladado en las próximas horas a su natal Barrancabermeja.