Como si fuera un milagro, caminando y en medio de expresiones de sorpresa, abrazos y felicitaciones, Osterman regresó a las calles de Cali que antes habitaba para convertirse en inspiración de muchos.
“Que eso nos demuestra que nosotros podemos salir adelante de esto”, manifestó al verlo Jorge, ciudadano en condición de calle.
Aunque solo fue de visita, llegó cargado de comida y testimonios de lo que ha sido su rehabilitación.
“Deseo venir día tras día como vine, más y más bien para que ellos se motiven y puedan hacerlo”, dijo Osterman Becerra.
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Su proceso no ha sido fácil, pero en la Fundación Pips encontró el apoyo que necesitaba, no solo para salir de las drogas, sino para recuperarse físicamente.
“Fracturado y no podía pararse, y le miramos su manos y tenía unas yagas impresionantes de estarse arrastrando”, comentó Freddy Pérez, director de la Fundación Pips.
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Osterman, que no podía levantarse y hoy hasta baila, sigue superándose y no piensa parar.
“Conseguirme un trabajo y jugar fútbol y todo”, aseguró.
Aunque estuvo 18 años en las calles del centro de Cali, se siente como un niño y con sonrisas y buena actitud disfruta de la nueva oportunidad que le dio la vida.