La Fuerza Aérea Colombiana y la Cruz Roja lograron el rescate de un parapentista y su guía que duraron 6 días y 5 noches en un risco del pico Colón, ubicado en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Este heroico rescate no hubiera sido posible sin Santiago Aparicio, el joven montañista que cuidó durante todo el tiempo a Julio Bermúdez, quien resultó herido en medio del accidente de parapente.
Aparicio contó cómo su amor por la vida y su humanidad lo ayudaron a cuidar a su compañero y que los dos salieran con vida de esa zona del país.
“Para mí, como montañista, prevalece la vida. Siempre he dicho hoy por ti, mañana por mí. Lo vi con ojos de papá, Julio tiene 46 años, yo tengo 28, no podía dejarlo ahí. La vida ante todo. Me sentía capaz de sacarlo de allí, no tengo moral para dejar a una persona botada”, aseguró el joven.
El montañista también narró cómo lograron sobrevivir durante tantos días en ese risco: “Julio tenía unos snacks, yo tenía otros dulces. Nos alimentamos a punta de dulces. Sobrevivimos, eso nos caracteriza a nosotros los montañistas, que tenemos un organismo que puede resistir un poco más. Mentalmente estábamos fuertes. Lo que nos dio duro a nosotros fue el frío. No teníamos sleeping, aislantes, solo dos mantas térmicas”.
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Asimismo, se refirió a las hostiles condiciones climáticas: “En las noches estábamos a -5 grados; en el día, a 12 grados. La temporada de la Sierra Nevada de Santa Marta cambia, la temporada para hacer montañismo es de noviembre a enero, más o menos. De febrero a marzo se comienza a tapar. Allí procuramos refugiarnos”.
Manifestó que se la pasaron hablando y conociéndose más durante los días que duraron atrapados en la Sierra Nevada de Santa Marta: “Me daba un dolor en el corazón saber si me iba y que al volver no iba a estar con vida. Julio fue muy fuerte, resistió, una persona que no hubiese sido montañista no resiste esta aventura. En la mañana le preguntaba cómo estaba, decía que no aguantó frío. Hablábamos de su familia, de sus estudios. Le pedía que me enseñara palabras. Me asustaba porque se dormía. Hubo una motivación entre los dos. Lo bajé desde allá por mi capacidad como montañista y la gracia de Dios”.
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Aparicio se refirió al mensaje de la FAC que le dio fuerzas: “Amigos, no desfallezcan. Estamos muy cerca, aliméntense, hidrátense. Pronto llegaremos al rescate. La Fuerza Aérea Colombiana y la Cruz Roja trabajan para llevarlos juntos a casa”.
Arhuacos, vitales en la operación
Freddy Rodríguez, rescatista de la Cruz Roja, contó cómo los indígenas ayudaron a bajar a Julio Bermúdez, que fue operado debido a las fracturas que sufrió.
“Cuando bajábamos en la camilla, eran unos 4 o 5 rescatistas los que teníamos que ir cargándolo. Cuando llega la comunidad arhuaca, ellos lo bajan de la camilla, tienden una hamaca sobre un palo y entre dos arhuacos lo camillaron. Cuando se cansaba, se relevaron uno al otro. Ellos, afortunadamente, tienen unas muy buenas condiciones, están bien aclimatados. Nos ayudaron a bajarlos rápidamente”, dijo el rescatista.
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