El brigadier general Pedro Sánchez, jefe del Comando Conjunto de Operaciones Especiales de Colombia, habló sobre cómo se llevó a cabo el rescate de los cuatro hermanitos en la selva del Guaviare . En diálogo con Noticias Caracol, el oficial abrió su corazón y mostró toda la emoción que sintió al poner a los menores a salvo.
El general relató lo que sintió durante los 40 días de búsqueda, en los que nunca perdió la fe. Esta lo mantuvo de pie para llevar a buen término la Operación Esperanza.
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“Solamente respirábamos esperanza, una esperanza convertida en milagro (el viernes, al rescatarlos). Al mirar sus pupilas, simplemente entendía cómo lograr lo que uno quiere cuando tiene fe, cuando tiene esperanza. La clave fue tener fe, porque de ahí se desprende estrategia, articulación, empeño absoluto en la tarea, en esa espesa selva donde tejieron una telaraña nuestros comandos, que recorrieron más de 2.600 kilómetros en medio de la adversidad y articulados con los indígenas. Así logramos encontrar a nuestros cuatro menores”, aseguró.
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El uniformado manifestó que el apoyo de las comunidades indígenas, que conocen la zona como nadie, fue fundamental para encontrar a los niños. Ellos coordinaron gran parte de la Operación Esperanza.
“Cuando el pueblo se une a la fuerza pública, es fácil articular todo. Para ello es necesario construir confianza, en esa confianza desencadenan factores como respeto y conocimiento. Eso nos permitió interactuar con ellos, ver cómo hacían el trabajo y cómo podríamos sincronizar la tarea para que no chequeáramos en la misma zona o repitiéramos zonas, sino elevar la afectividad en la búsqueda. También coordinar algo tan elemental como la logística. Imagínese 200 personas en la selva, cómo garantizar que coman, que tengan todo lo requerido para la búsqueda”, dijo.
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Sobre Wilson , el perro que fue pieza clave en el hallazgo de los niños, confirmó que sigue perdido. Aunque la comunidad indígena ya fue extraída de la zona, todavía hay 100 comandos buscándolo. El país entero clama por el retorno de este peludo, que es héroe nacional.
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“Tenemos a un comando extraviado, es Wilson, el perro que hace parte de las fuerzas especiales. Se perdió el 18 de mayo. Nuestros comandos tuvieron interacción con el perro en dos oportunidades, pero en ambas se perdió el perrito. Confirmamos que Wilson estuvo con ellos, bastante demacrado, sin mucho que comer en la selva, pero nosotros mantenemos la fe intacta y lo estamos buscando aún. Nunca dejamos a un comando atrás, nuestros equipos han adoptado otras tácticas frente a otras amenazas que hay en la selva”, agregó.
Un aspecto que mantuvo viva a la Operación Esperanza y la fe de los comandos fue el amor que sienten por sus familiares. Según el general Sánchez, muchos de ellos imaginaron que estaban perdidos sus hijos y eso no los dejó desfallecer.
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“Detrás del uniforme hay un ser humano, detrás de los comandos que están inmersos en la selva, de quien soy humildemente su voz, hay seres humanos que tienen padres, hijos, hermanos. Muchos veíamos a los menores como nuestros propios hijos. Durante estas noches, cuando abrazaba a mi hijo y lo sentía en una cama cómoda, bajo un techo, sin lluvia, protegido de los peligros, solamente me transportaba a ese lugar oscuro, difícil, lleno de peligros, donde cuatro menores intentaban sobrevivir. Los comandos me decían ‘mi general, son mis hijos’”, expuso.
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Pero no todo fue un camino de rosas: en algún momento se llegaron a sentir frustrados. Incluso concluyeron que en ciertos instantes pasaron muy cerca de los hermanitos, pero la tupida selva del Guaviare no les permitía ejercer contacto visual.
“Sentía que, a pesar de las evidencias de los comandos en la selva, con los indígenas que fueron armando el rompecabezas que el general Coto llamó el anzuelo, estábamos en la zona correcta. Llegamos a pasar a pocos metros de ellos, escucharon los helicópteros, no nos veían y no los veíamos”, recalcó.
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Los niños ahora tienen a dos padrinos generales de las Fuerzas Militares, uno de ellos es el general Sánchez, que ya tiene otra hija.
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“En el avión venía hablando con don Manuel, compartiendo experiencias, y me dijo que quería que yo fuera padrino de la niña menor. Yo le dije ‘para mí es un honor’. Nosotros solo tenemos un hijo de 9 años, en algún momento siempre quise adoptar alguno y esta madrugada cuando llegué a la casa le dije a mi esposa que se hizo realidad: ‘vamos a tener una hija’. Aunque tenga diferente apellido, no importa, es lo que se siente en la sangre, el corazón, el alma. A mi hijo le dije: ‘vas a cuidar a una menor que tiene un año, encontramos a los niños de la selva’”, puntualizó.
El brigadier general Pedro Sánchez mandó un poderosísimo mensaje a los colombianos. El uniformado, con orígenes indígenas, llamó a la unidad como país, al respeto y al amor por los semejantes.
“Ojalá esto motivara a los 50 millones de compatriotas, 88% mestizos, es decir, que tenemos sangre indígena. Yo soy de la tribu los guanes. Hagamos una operación esperanza por este país, unámonos todos en este propósito, apuntándole a lo bueno, a lo correcto, a hacer el bien, lograr tener este paraíso como lo es esa selva que nos devolvió a los menores. Yo soy de Boavita, Boyacá. El ADN está en la sangre, somos mestizos. Aprendí que, a pesar de nacer en condiciones pobres, eso no da derecho a ser ilegal. Uno no decide dónde nacer, sino qué hacer con su vida. Hay que ser más para servir mejor y que se puede lograr lo que quiera”, concluyó.
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