En época de crisis por la pandemia del coronavirus dos jóvenes vieron la oportunidad de tener un trabajo.
“Nos prometieron el día a $40.000 fuera de almuerzos y pasajes. Era de lunes a sábado, de 10 de la mañana a 4:30 de la tarde, pues nos pareció bueno porque ahorita, la verdad, estamos sin trabajo”, señaló una de ellas.
Sin embargo, todo se trataba de una artimaña para estafarlas. Cuando llegaron al Siete de Agosto en Bogotá, donde fueron citadas, les dijeron que para ejercer el oficio para el cual las habían convocado no podían cargar pertenencias.
Dejaron todo, hasta el dinero entre los bolsos, y el sujeto que las contactó les dijo que eso quedaba bajo llave.
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Después de unas horas, una de las víctimas quiso llamar a su familia, pero se encontró con una sorpresa: el vigilante que estaba cuidando les contó que su jefe se había llevado las cosas.
Estas dos mujeres no solo quedaron sin empleo, también perdieron sus bolsos con los documentos de identidad, celulares y el poco dinero que tenían.
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“No sé qué pasó, nos envolvió muy feo”, lamentó una de las víctimas, quien además se quejó por la falta de colaboración para poner el denuncio.