Las rentas ilegales son cobradas por grupos delincuenciales como Los Mesa, Los Pachelly, Niquía Camacol y Los Chata.
Un comerciante, que prefirió guardar su identidad, asegura que, para poder trabajar tranquilo en su negocio de Bello, semanalmente tiene que pagarle a ‘los muchachos’, como se les conoce a los extorsionistas que pasan cobrando la llamada vacuna.
“Son cerca de 80 mil pesos mensuales que nos toca pagar y uno con esos 80 mil pesos podría pagar la parabólica o ajustar para los materiales, pero es mejor no tener problemas, entonces uno simplemente les paga porque si uno no paga lo hacen ir a uno”, denuncia un habitante de Bello.
El drama lo viven las personas de a pie, comerciantes y transportadores, que ya tienen presupuestado como un gasto fijo el pago de la vacuna a estructuras delincuenciales.
“En el tema de extorsión sigue siendo igual, los locales siguen pagando, cada ocho días, o cada mes, sus cuotas de supuesta seguridad y la comunidad no encuentra con quien más exponer este caso”, cuenta un líder comunal.
Justamente, el Gaula de la Policía capturó a dos hombres en el momento en que hacían un cobro de 5 millones de pesos a un taxista para poder laborar en Bello.
El cobro total era de $20 millones e increíblemente uno de los capturados ya estaba purgando otra condena.
“Estas personas exigían un monto total de 20 millones de pesos, esta era la primera parte que estaban recibiendo. Igualmente tenemos antecedentes de que una de estas personas estaba recluida en la cárcel de Bellavista por hurto calificado y agravado y en el momento tenía 72 horas de permiso y cometió el hecho”, narra el comandante de la Policía del Valle de Aburrá, el general Eliécer Camacho.
La extorsión también es cobrada en forma de alimentos; huevos, arepas y otros abastos son vendidos por las estructuras en barrios de la periferia, sin permitir que otros distribuidores, quizá con ofertas más baratas, lleguen a vender a tiendas y minimercados.