En el segundo día de audiencias ante la JEP, el exsecretariado de las FARC reconoció ante las víctimas del secuestro extorsivo la crueldad y el dolor que este crimen causó, desintegrando cientos de hogares.
El primero en hablar fue Pastor Alape, quien dijo “asumir la crueldad que implicó este crimen, este grave crimen, porque fue hacer rehenes a todas las familias, generar -diríamos- todo ese dolor, las relaciones que se afectaron, los hijos y las hijas que crecieron sin el calor del padre o de la madre; la incertidumbre, si la persona iba a volver viva o no... la incertidumbre y el dolor de quien estaba en cautiverio de cómo estaría su familia”.
- Ante la JEP, Pastor Alape reconoció que las FARC mataron al policía Luis Fernando Peña en cautiverio
Milton de Jesús Toncel, conocido en la exguerrilla de las FARC como ‘Joaquín Gómez’, reveló una cruda verdad: “La persona moría en cautiverio y a pesar de ello hubo muchos casos que a los familiares no se les decía nada, sino que se les seguía cobrando”.
Asimismo, afirmó que “el secuestro es un veneno tan letal que su efecto es de tipo moral y mata, pero de manera lenta, tanto al secuestrado como a su familia, ya que esta vive en una constante zozobra”.
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Por su parte, Rodrigo Granda aseguró que en su momento justificaban el secuestro porque era una forma de financiación, pero “ahí nosotros caímos en esa degradación moral, estoy diciendo lo que nosotros en los idearios teníamos, pero la prolongación del conflicto, la barbarie que después íbamos nosotros a cometer, no estaba en los cálculos iniciales”.
El hoy congresista Julián Gallo, que era ‘Carlos Antonio Lozada’, dijo que “miles de compatriotas murieron en manos de unidades de las FARC cuando estaban secuestradas y allí tenemos nosotros un compromiso ético, moral y político enorme con la sociedad, con ustedes, con los familiares, de seguir trabajando en la búsqueda de los restos de sus seres queridos”.
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Una de las víctimas del secuestro fue Héctor Horacio Mahecha, que pagó extorsiones desde 1995 y en 2004 sufrió el plagio de su padre. Él perdonó a los 7 exintegrantes de las FARC.
En su relato, el comerciante contó que le “tocó negociar 6 meses, llevando de a puchitos, subiendo cada vez a las montañas a llevar dinero. En la última vez que llevé, que fue en noviembre 17 del 2004, dije ‘bueno, mi papá se va’, me dijeron ‘sí señor, su papá se va, pero usted se queda’”.