En Chapinero, una pareja de ladrones se está robando las bicicletas sin importarles que estén aseguradas con cadenas. Cargan una cizalla, pero tienen una particular forma de acercarse a sus objetivos.
La pareja empieza a darse abrazos y besos para que los transeúntes piensen que se trata de cualquier muestra de amor entre una pareja. Cuando se sienten seguros, del amor pasan a la maldad y sacan la herramienta con la que rompen los candados de las bicicletas.
La mujer es la que carga las pinzas en la maleta, mientras que el hombre se encarga de romper las cadenas. Ella finge hablar por celular, da una señal y en cuestión de segundos se esfuman con su botín.
Ciclistas y domiciliarios dicen que esta pareja usa la misma artimaña para robar en Barrios Unidos, Chapinero y Teusaquillo.