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En marzo de 2018, una fuga de petróleo en el pozo 158 de Ecopetrol provocó el derrame de 550 barriles de crudo, que contaminaron 9 cuencas hídricas.
A la fecha, el lugar se encuentra acordonado con cintas de seguridad y aún se notan rastros de petróleo. Dicen los pescadores y habitantes del sector que la contaminación persiste.
“Estamos mal porque la contaminación sigue. Usted va y toca la quebrada con un palo y eso todavía está”, dice Arsenio Rueda, residente de La Lizama.
“Dijeron que tenían un 80% o 95% limpio, pero nosotros estamos demostrando que eso no es así, que está contaminado”, señala Iván Rodríguez, pescador.
Según el abogado ambientalista Leonardo Granados, informes de la Fiscalía, la Corporación Autónoma de Santander y la Autoridad Nacional de Pesca confirman las denuncias de la comunidad.
“Tenemos otro informe de pesca, del 13 de febrero, donde se fue a hacer presencia y observar que hay hidrocarburos en sedimentos”, asegura Granados.
El desastre ambiental no ha sido menor para la fauna de la zona.
“Durante el proceso logramos atender 6.222 individuos, de los cuales 2.158 perecieron a causa del evento”, afirma James Murillo, director ejecutivo de Cabildo Verde.
Por su parte, Ecopetrol asegura que atiende las afectaciones para recuperar el agua, la flora, fauna, suelos y el impacto social. Dicen que han asignado 20 mil millones de pesos.
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