Cansados de tanta violencia, comunidades indígenas reiteran el llamado a que las autoridades nacionales los protejan y saquen la guerra de sus territorios ancestrales.
“No queremos más violencia, para que no se acaben nuestros líderes”, dice una de las lideresas embera.
Más de 900 indígenas desplazados permanecen en albergues temporales, decenas de ellos son niños que no entienden lo que está pasando, solo saben que tuvieron que abandonar sus hogares para salvar las vidas de sus familias.
“Las mamás están sufriendo, estamos asustados porque nunca había pasado esto”, dice la hija de un líder asesinado.
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Aunque la Personería atiende a gran parte de las familias, la crisis se agudiza debido a que diariamente la cifra de indígenas desplazados por la violencia aumenta.
“En este momento se encuentran albergadas en condiciones infrahumanas en las instituciones educativas del corregimiento del Valle”, apuntó Carlos Cardona, personero de Bahía Solano, Chocó.
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Ante el aumento de familias desplazadas, la Fuerza Naval del Pacífico envió tropas a la zona para adelantar operaciones militares que permitan dar con el paradero de los grupos al margen de la ley que vienen sembrando el terror al interior de las comunidades afro e indígenas.