La Policía Nacional desmanteló una red que se dedicaba al tráfico de migrantes
y que era dirigida por un hombre que ofrecía el sueño americano a través de las redes sociales. Algunas de las víctimas que compraron los falsos paquetes terminaron secuestradas.
El coyote que estafaba y secuestraba a los ciudadanos era conocido bajo el alias de Pepe. Él se encargaba de grabar videos de personas pasando por el Darién para enviárselos a Anderson, su jefe.
Este último era la cabeza de una red de tráfico de personas que funcionaba en las redes sociales como una agencia que facilitaba el proceso para llegar a Estados Unidos. Él subía al ciberespacio las imágenes de los recorridos que realizaban los migrantes que buscaban llegar a Norteamérica.
Un agente de la Dijín logró infiltrar esta banda delincuencial de trata de personas y narró lo que encontró: “Publicaban las actividades que realizaban, las rutas que tenían de paso migratorio en Colombia. Entraban por Ecuador, llegaban a Cali y luego por Buenaventura. La otra ruta llegaba a Medellín y de allí la organización les hacía documentos falsos”.
Pero no era su única labor. Anderson, que tenía casa por cárcel, secuestraba en un apartamento, propiedad de su mamá, a los migrantes que no pagaban la totalidad del recorrido.
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Una mujer de nacionalidad venezolana se vio privada de su libertad en esa vivienda, ubicada en Medellín. Por vía telefónica, el criminal amenazaba a sus familiares: “No es mi culpa que ella no tenga la plata completa para viajar”.
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Tras la investigación y el seguimiento, las autoridades lograron la captura de 11 personas.
Según el general José Luis Ramírez, director de la Dijín, las detenciones se lograron en Medellín, Itagüí, Popayán, Pasto y San Andrés. “Ellos harían parte, presuntamente, de una organización criminal transnacional”, aseguró el oficial.