En la vereda El Cocal, ubicada en el Medio Baudó, situado entre la espesa selva del Chocó , sucede una situación que es difícil de creer en pleno siglo XXI: los enfermos que requieren atención médica son cargados en la espalda de alguien o transportados entre improvisadas hamacas amarradas con inestables guaduas.
Los habitantes de esta vereda, que se pierde entre la guerra y el olvido del Estado, arriesgan sus vidas para salvar la de alguien más.
Frank Carlos Hurtado, líder comunitario del alto Cocal, habló sobre las precarias condiciones de vida en las que habitan: “Nuestros padres y abuelos tuvieron que sobrevivir a la misma situación”.
David Mosquera, habitante de la vereda, hizo referencia a la solidaridad de ese lugar, en el que todos sus habitantes se ofrecen si se debe llevar a algún enfermo a un centro médico.
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“Nos decimos que hay que sacar a algún fulano que está enfermo, entonces el pueblo acude al llamado y cuando se canse uno viene y ayuda otro”, contó Mosquera.
Al todos querer ayudar, el distanciamiento social es una fantasía. Los locales de El Cocal esperan que el coronavirus COVID-19 no toque las puertas de su vereda.
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“Se ve que todos estamos amontonados, no tenemos manera de alejarnos. Dios nos libre de que llegue la pandemia y nos contagiemos”, apuntó Frank Carlos Hurtado.
Aunque desde hace muchas décadas viven en estas condiciones, les gustaría cambiar su estilo de vida y poder acceder, fácilmente, al sistema de salud.
“Me duele cuando a mi esposo le toca pasar por esas trochas con ese poco de carga. A veces me meto a cargar, pero no quiero vivir más esta vida”, manifestó Martha Quinto Palacios.
El Medio Baudó es uno de los municipios del Chocó que vive el recrudecimiento de la violencia en plena pandemia.
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Pese a todo, dicen, harán hasta lo imposible por salvarle la vida cualquiera de sus vecinos.
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