Los soldados asesinados en el Catatumbo pertenecían al batallón de artillería número 2 La Popa, pero estaban agregados operacionalmente a la fuerza de tarea Vulcano. Sus compañeros los recuerdan como valientes, que nunca dudaron en defender la bandera de Colombia.
El cabo segundo Mauricio Helmer Flórez Ortiz había nacido hacía 29 años en Villa Caro, Norte de Santander. Su amor por la institución lo cultivó desde muy pequeño, completaba 11 años sirviendo al Ejército y era reconocido por ser un hombre disciplinado y entregado a su familia.
De Valledupar era el soldado profesional Óscar Eduardo Mendoza, quien acababa de cumplir 27 años. Nunca se casó, su gran amor, decía, era el Ejército de Colombia.
El soldado Antonio Vicente Medrano era caribeño. Había nacido en San Bernardo del Viento, Córdoba. A sus 24 años, tenía esa magia propia de los hombres del Caribe. Le gustaba contar cuentos. En las largas noches de patrulla era su especialidad para acompañar a sus lanzas.
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El neivano Felipe Melchor también fue acribillado en esta masacre. Era el más joven de todos con 23 años, de los cuales, pasó tres patrullando el Catatumbo.
En lo corrido de este año seis soldados del Ejército de Colombia
han muerto en operaciones de erradicación forzosa. Otros nueve han caído heridos, en su mayoría mutilados por las minas antipersona que instalan los criminales dentro de los cultivos.