El uniformado y su perro Hulk cayeron en la trampa durante labores antidroga. Estuvieron separados, pero la vida los reunió para seguir juntos.
El patrullero José Carvajal fue víctima de una mina antipersona instalada alrededor de cultivos de hoja de coca del ELN en Tarazá, Antioquia. Cuando se movía por la zona lo hacía en compañía de Hulk, un perro antinarcótico que no notó la presencia del artefacto, el cual fue pisado por Carvajal.
El uniformado duró casi 15 días en cuidados intensivos en un centro asistencial de Montería. Conforme pasó el tiempo se dio cuenta de que no iba a volver a caminar: “a pesar de que en este momento no tengo piernas, puedo decir con mucho orgullo que Dios me ha regalado alas”, confiesa.
Su recuperación no solo fue de salud, también sanó su corazón y hasta envió un mensaje a los terroristas: “Yo los perdono porque a pesar de que me quitaron los pies no me han quitado los sueños. No sigan colocando minas, por favor, porque hay muchos compañeros que pueden caer”.
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El patrullero Carvajal regresó a su tierra natal, Girón, en Santander, donde lo recibieron como todo un héroe. Aunque muchas personas se reunieron para felicitarlo, él sentía que le faltaba alguien: su amigo y compañero Hulk, quien estaba en observación médica.
El general Fabián Cárdenas, director de la Policía Antinarcóticos, después de la recuperación del can, decidió que este y el policía debían seguir la vida juntos y lo llevó hasta Girón.
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El encuentro entre los dos héroes no podía ser menos que emotivo. Entre lengüetazos y abrazos, este par de amigos se expresaron cuanto se extrañaron en el tiempo que estuvieron separados.
El policía recordó la tristeza que lo invadió cuando la vida los alejó. “El día que se lo llevaron en el helicóptero yo empecé a llorar como si me hubiesen arrebatado tal vez a mi madre. Es un héroe de la patria”, recordó.
El patrullero Carvajal reiniciará su vida como locutor de la emisora del Ejército en Bucaramanga junto a su mejor amigo.