En medio de la emergencia se conoció una singular historia, el número de la esperanza para Hidroituango, el 410, se convirtió en la preferida de la región.
Fernando Echavarría es el ‘chancero’ de Hidroituango. Su maquinita, más de una vez, le dio la suerte a algún apostador.
Pero el día en que la hidroeléctrica respiró con la cota 410, a Fernando el trabajo se le multiplicó.
“Mucha gente que le gusta jugar al chancecito llegaron a hacerme fila y todo en el tiempo libre para esto, pero todos querían hacer el número del 410 y no, vetado el número, alguien me decía que eso era por la cuestión del tope del muro de la represa”, contó.
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Aunque más de uno corrió a jugar el chance de tres cifras, ninguna lotería dejó apostarlo.
Vetado o no, para más de 11 mil trabajadores y 120 mil afectados, el tope 410 terminó transformándose en la mejor razón para hacer vivir al proyecto hidroeléctrico más ambicioso del país.
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