La pandemia sacó lo peor y lo mejor de las personas y un ejemplo de lo negativo son los miles de colombianos que se acercaron a pedir ayudas alimenticias destinadas durante la pandemia del COVID-19 para ayudar a las familias más vulnerables.
A simple vista no tiene nada malo, pero se conoció que algunos contratistas del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar entregaron cerca de 28 mil mercados a beneficiarios que aparecen en la Registraduría Nacional como fallecidos, a menores de edad reportados como muertos que estarían siendo suplantados por beneficiarios, a madres que resultaron con más de 170 hijos registrados y personas que, según documentos falsos, aparecen como acudientes de más de 171 niños y niñas al mismo tiempo en diferentes departamentos.
Si se multiplica el número de platos de comida que se entregaron a estas personas fallecidas, por el valor más bajo de una ración -que es $80.000-, la suma que se dejó de entregar a las personas que realmente lo necesitaban es de más de 2.200 millones de pesos.
La dirección de información, análisis y reacción inmediata de la Contraloría General detectó que más de 4 mil de estas raciones se entregaron en el departamento de La Guajira en mayo, junio y julio.
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Además, que en los municipios de Teorama, Hacarí, San Calixto, La Playa, Ábrego y El Carmen, en Norte de Santander, un adulto reclamó 195 raciones de comida asegurando ser acudiente de todo ese número de niños.
Así mismo, en Chimichagua, Cesar, una mujer dijo que era la madre de 172 niños y niñas en ese municipio y de un menor más en el municipio de Fundación, en Magdalena, y recibió la comida de todos ellos.
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En Buenaventura también pasó. La Contraloría encontró a otro adulto que recibió 134 raciones de comida con el argumento de ser el tío político de todo ese número de niños.
La Diari además encontró que el ICBF tiene contratistas a su cargo con compromisos en diferentes departamentos de entregar raciones de comidas de mayo, junio y julio, que suman más 12 mil millones de pesos, y que a la fecha o no se ha entregado ni siquiera la primera ración o se han entregado muy pocas.
Un ejemplo de esto es un contrato en Medellín, en donde en junio y en julio no hay registro de una sola entrega de comida de las más de 2.600 que se debían entregar.
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