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El fotógrafo Ruvén Afanador atravesó la Colombia olvidada y captó a las ‘Hijas del agua’

Se trata de un trabajo de gran formato: 190 imágenes de las mujeres indígenas que habitan, desde hace décadas, los mágicos y ancestrales territorios de nuestro país.

Ruven Afanador -  2 de diciembre.jpg

Como ‘Hijas del agua’ bautizó Ruvén Afanador , uno de los fotógrafos más importantes del mundo, su más reciente trabajo. Este libro de gran formato consta de 190 fotografías que fueron capturadas en 26 asentamientos indígenas de ese sitio que se denominó como la Colombia profunda.

Por el lente de este bumangués, que se radicó en Nueva York , han pasado personalidades como Barack Obama, Oprah Winfrey, Tarantino, Al Pacino, Hillary Clinton, entre muchos otros.

Pero este maestro tenía una deuda, la cual fue saldada cuando se reencontró con las raíces de la majestuosa selva colombiana y allí capto las maravillosas miradas de las mujeres indígenas, a las que bautizó ‘Las hijas del agua´.

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“Fue muy impresionante el encuentro con ellos. No hablaban español y nos comunicábamos con señas. El del retrato era un momento íntimo. Se sentía el asombro que teníamos. Para mí fue un honor estar cerca de ellos y capturar la dignidad de personas maravillosas”, afirmó Ruvén.

Tocar la fibra y el alma de las culturas “olvidadas” duró tres años de trabajo. En ese lapso atravesó a Colombia desde el desierto de La Guajira, pasando por la Sierra Nevada, las montañas del Cauca, la serranía del Chiribiquete, el río Apaporis, hasta la infinidad del Amazonas.

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“Era como viajar en el tiempo, se estaban abriendo velos y más velos a medida que llegábamos a ellos. Pudimos ver lugares de la naturaleza que han sido así por miles de años. Era increíble”, dijo el fotógrafo.

Fue allí, en esa Colombia que se perdió en el tiempo, donde entró el trabajo de la artista Ana González. Ella intervino las fotos y creó fibras delgadas, capas de bordados y tejidos con pinturas que dieron una magia casi ancestral al trabajo de Ruvén Afanador.

“Estábamos en deuda de mirarlos de una manera en la que honráramos esa historia, ese origen del que venimos todos. Ellos son los grandes protectores de la naturaleza. Hay que proteger a los que la protegen”, dijo Ana González.

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Este viaje se convirtió en un ritual ceremonial para entrar en sus tiempos y saberes. Un viaje que les movió el alma y los marcó por completo.

‘Hijas del agua’ surge como un homenaje a esos hermanos mayores que han cuidado y preservado la naturaleza por cientos de años. Una conmemoración a todos los que habitan con armonía y paz la Madre Tierra.

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