Mientras la mayoría celebrará Nochebuena, para las familias de las dos víctimas será una triste fecha.
“Cállense o los matamos”, es lo que uno de los homicidas dijo a la pareja en Santa Marta y que el papá de la ecóloga oyó en la última llamada que tuvo con ella.
Martha Rincón, mamá de Rodrigo Monsalve, y Ximena Cáceres, mamá de Nathalia Jiménez, hablaron de la incertidumbre que vivían desde el 20 de diciembre, día en que los recién casados desaparecieron y en el que, al parecer, también fallecieron.
Martha comentó que Jairo Jiménez, papá de su nuera, escuchó cómo uno de los asesinos decía “cállense o los matamos” y luego su hijo respondió “cálmense, tranquilos”.
“Ahí se acabó la comunicación”, comentó entre lágrimas Ximena, mamá de Nathalia.
La pareja, radicada en Santa Marta y que se dirigía a La Guajira para pasar su luna de miel,
fue encontrada sin vida, atara a un árbol, con capuchas, tiros de gracia y aparentes signos de tortura.
Sus cuerpos fueron vistos por un indígena arhuaco en la vereda de Perico Aguao de Buritaca, en Santa Marta, quien dio reporte a las autoridades.
Nathalia y Rodrigo, oriundos de Bogotá, se dirigían a Palomino,
una zona turística del Caribe situada cerca de Santa Marta y muy frecuentada por extranjeros.
"Estamos adelantando las investigaciones y ofrecemos una recompensa de 50 millones de pesos a quien nos ayude con informaciones que conduzcan a los autores de este asesinato", manifestó el alcalde de Santa Marta, Rafael Martínez.
El funcionario consideró ilógico "que dos personas que van en una actividad turística tres días después aparezcan ultimados e incluso con capuchas en la cara".
La aldea de Palomino, situada en el departamento de La Guajira, a 80 kilómetros de Santa Marta, es un paraíso con playas de fina arena blanca, cálidas aguas azules y vegetación frondosa que la han convertido en refugio para el descanso de extranjeros y en uno de los destinos más cotizados del país.
El acceso se hace por carretera que parte de la Troncal del Caribe y está flanqueada por posadas y hostales de todo tipo que ofrecen servicios de hospedaje y alimentación.
Nathalia Jiménez
era directora del proyecto Magdalena–Cauca Vive de la Fundación Natura, dedicada a la conservación, uso y manejo de la biodiversidad, y se había destacado por sus acciones de defensa de las especies animales de la región.
Por su parte, su esposo Rodrigo Monsalve, de 40 años, era antropólogo y trabajaba como DJ en Santa Marta.
En el sector en donde se produjo el doble asesinato han reaparecido últimamente distintas bandas criminales dedicadas principalmente al narcotráfico.