Ellos residen en Ciudad Bolívar y optaron por recrear a los personajes de Chespirito para sacar adelante a cuatro adultos mayores que están a su cargo.
Hace unos meses, cuando iniciaban una jornada laboral, ocurrió un accidente. “Nosotros íbamos a salir a hacer el show, pero entonces un carro fantasma se subió por el andén. Debido a eso sufrí un accidente en la pierna que me partió el tobillo y el peroné”, relata la mujer que encarna a La Chilindrina.
Después de esto intentaron seguir adelante, pero el coronavirus también afectó sus vidas.
“Llegó la pandemia, y con la pandemia la necesidad. Tengo mis padres de la tercera edad. No cuento con los logros económicos. Fui prácticamente desubicado de donde estaba trabajando, porque estaba trabajando en San Victorino”, manifiesta el hombre que con tirantes, gorro y unas pecas pintadas se convierte en el Chavo.
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Ahora no pueden salir a rebuscar lo de la renta y mucho menos lo de la comida. De momento viven de las ayudas que sus vecinos les están otorgando.
Sin embargo, como diría otro querido personaje, "lo último que se pierde es la Barriga, señor esperanza".