Colombia sigue enfrascado en la polémica que desató la decisión del Gobierno a través de un decreto que tumba las sanciones por el consumo y tenencia de dosis personal de drogas.
Una de las preocupaciones más frecuentes entre los habitantes de las grandes ciudades del país es el aumento que ha tenido el consumo de drogas en parques durante los últimos años.
Si bien el Gobierno argumenta que la medida no deja maniatadas a las autoridades, siguen las dudas por la derogación de este decreto.
Por ejemplo, habitantes de un sector en Barranquilla reclaman que en los alrededores de un parque han identificado un gran número de personas consumiendo sustancias alucinógenas a diferentes horas del día.
En Pereira, las opiniones están divididas. Mientras unos rechazan la derogación del decreto que prohibía tener drogas en espacios públicos, otros la apoyan.
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En el caso de Bogotá, hay ciudadanos que manifiestan que los jóvenes y niños que van a hacer deporte a los parques deben convivir con personas que consumen drogas en estos sitios públicos.
Los ciudadanos aseguran que de la mano con el porte de sustancias psicoactivas está el consumo, además de que es desesperante el olor. "Nosotros necesitamos el aire puro. Estamos haciendo ejercicio y necesitamos tranquilidad y que no haya olor a drogas", sostuvo un bogotano.
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Y a esta situación de los parques se le suma que alrededor de colegios también hay ciudadanos portando sustancias psicoactivas. “Las drogas son muy complicadas de contener. Hay personas que pueden controlarse y otras que no”, manifestó un habitante.
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Aunque algunos están de acuerdo con la derogación del decreto, muchos ciudadanos alzaron su voz de protesta ante la posible pérdida de facultades de la Policía para controlar a quienes porten las drogas.
“Si antes podían hacer algo, ahora ya no” y “Mal hecho porque la juventud tiene más libertad para todo. Ya la Policía no puede hacer nada” fueron algunas reacciones de los bogotanos.
Las cifras demuestran que el consumo de sustancias psicoactivas en el espacio público es cada vez mayor. Las dos conductas que tienen que ver con esto eran las terceras más sancionadas del Código de Policía.
En lo corrido del año se habían impuesto 11.738 comparendos por consumo en espacio público en Bogotá. Es decir, alrededor de 32 personas al día.
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Por otro lado, los fallos de la Corte Constitucional y la Corte Suprema de Justicia señalan que el consumo de dosis mínima no se puede penalizar porque está protegida bajo el libre desarrollo de la personalidad. Además, considera enferma a una persona adicta.
Sin embargo, la Corte Constitucional y la Corte Suprema de Justicia señalan en varias sentencias que la dosis mínima sí puede ser sancionada si la Policía descubre que esta no es para el autoconsumo, sino para el tráfico de estupefacientes.
“La Policía Nacional no debe quedar maniatada para perseguir el microtráfico. Puede darse el caso de personas que con el pretexto de la dosis personal, aunque no sea para su consumo, quieran distribuir la droga. Este es el microtráfico y se causa gran daño a la sociedad, especialmente se pone en grave peligro a la niñez y la juventud”, explicó José Gregorio Hernández, expresidente de la Corte Constitucional.
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“El consumo está permitido, no hay duda, pero la distribución es ilegal y no puede hacerse por ninguna forma. El decreto del presidente Duque de pronto confundía las dos cosas, pero apuntaba más a combatir el microtráfico. El presidente Petro lo ha derogado considerando que limita la libertad para la dosis mínima. ¿Quién tiene la razón? Son decretos y el decreto se puede tumbar por decreto y cada gobernante le da interpretación al tema”, agregó Jaime Arrubla, expresidente de la Corte Suprema de Justicia.