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Dos hermanitos son los únicos estudiantes de pequeña escuela en el Páramo de Pisba: vea la historia

Johana Sora es la maestra que todas las semanas va a darle clase a los hermanitos Fuentes Vega, únicos estudiantes de una escuela en el Páramo de Pisba. Una conmovedora historia de sacrificios.

Johana Sora Sánchez es una maestra ejemplo para la sociedad. Entre otras cosas, porque deja a su bebé de dos años en Duitama, Boyacá, para ir todas las semanas a darle clase a los hermanitos Fuentes Vega, los únicos dos estudiantes de una escuela ubicada en el Páramo de Pisba.

En zona rural de este Parque Nacional se encuentra una pequeña escuela, la única del sector y donde nace la historia de dos niños y su profesora que muestran la cara de una Colombia con desventajas; pero a la vez, el sueño de seguir adelante, más allá de las adversidades.

Johana Sora es una joven maestra que todos los lunes, luego de recoger el mercado del Plan de Alimentación Escolar (PAE) en el municipio de Tasco, emprende un camino para adentrarse en las profundidades de la región boyacense, donde se convierte en la única esperanza de sus dos pequeños estudiantes.

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El recorrido para llegar al Cadillal, la institución educativa de la vereda Santa Bárbara, es de dos horas en carro por trocha para atravesar el páramo. Al llegar a ese punto, Johana se acomoda sus botas para seguir a pie por una hora más. No hay otra forma de llegar a la escuela.

Dos hermanos estudian en el Páramo de Pisba
La docente espera que su presencia les permita a los niños aprender -
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Ángel David y William Javier son la principal motivación de la docente para llegar cada semana al salón de clases a compartir su conocimiento. En la institución educativa quedan grabadas las sonrisas y los sueños del par de hermanos de 10 y 6 años, respectivamente, quienes llegaron a la institución mientras otros migraban. Su adorada profesora permanece de lunes a viernes en la escuela y solo los fines de semana regresa a su otra realidad, su hogar en Duitama, para encontrarse con su esposo y su hijo de tan solo dos años.

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“Lo amo y lo extraño mucho. Todo lo que uno hace en este momento, sean cosas difíciles o con esfuerzo, todo eso va a tener algún día una recompensa”, le dejó como mensaje la joven docente a su pequeño hijo.

La historia de los hermanos estudiantes en el Páramo de Pisba

Los días para los hermanitos comienzan muy temprano. Antes de ir a la escuela, ayudan con las labores del campo; luego, toman su desayuno y se ponen su ruana para emprender 30 minutos de camino, todos los días, rumbo al Cadillal.

“Primero hacemos la oración, luego el estudio y ya llega la hora de la colada y el almuerzo”, narró Ángel David Fuentes, uno de los dos hermanos estudiantes de la Institución Educativa Juan José Rondón, sede Cadillal.

Hermanos en escuela
La familia boyacense le agradece a la docente por su esfuerzo diario y dedicación -
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En la escuela no hay internet, ni señal de celular para datos ni voz; y mucho menos de televisión. La maestra es la más cercana realidad al mundo exterior.

“Se están enfrentando a un mundo en donde la tecnología es fundamental y ellos no conocen nada de eso. Apenas saben prender un computador, pero no saben cómo se utiliza ni cómo se maneja el internet”, acotó la docente.

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Entre historias y anécdotas, Johana le contó a Noticias Caracol en vivo cómo, a pesar de que siempre están solo los tres en la escuela a la que ellos le dan vida, preparan con profunda rigurosidad cada punto para izadas de bandera y actividades culturales.

“Yo siempre los motivo diciéndoles que vamos a hacer un videíto bien bonito con nuestra izada de bandera. Ellos se vienen super arregladitos, preparados para su izada. Casi siempre en la izada de bandera uno lee, el otro presenta un poema o un canto”, puntualizó la profesora Johana.

Una vez termina la jornada, regresan al amor de su hogar mientras que Johana se refugia en un buen café. “No hay nada alrededor de la escuela, hay dos casas, pero desocupadas, deshabitadas. No hay tiendas, no hay vecinos, ni nada”, afirmó la maestra.

Uno de los estudiantes de la escuela espera ser operado

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Ángel David es el mayor, tiene 10 años, y espera desde hace tiempo ser operado por tercera vez de su labio leporino. El pequeño sueña con ser médico para ayudar a muchas personas. William Javier, entre tanto, tiene 6 años y, en medio de su picardía, es silencioso y amante de las alturas. Sueña con ser piloto.

“Ellos merecen también la oportunidad de estudiar. Muchas veces uno piensa que el docente viene a enseñarles, pero de verdad, ellos enseñan más”, manifestó la mujer.

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La bendición de la madre de los pequeños estudiantes los acompaña cada día. Ella y su esposo son quienes motivan a Johana a seguir entregándolo todo para ayudar a cumplir los sueños de sus dos hijos.

Hermanos en el Páramo de Pisba
Los dos hermanos ayudan en las tareas del campo antes de ir a clases -
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“Felicitarla, ha venido a hacerle clase a mis hijos y ha estado pendiente de mis chinitos; pues felicitarla”, indicó Gloria Vega, madre de Ángel y William, sobre la profesora.

“Es pesado venir y estar acá solita, pero pues por el apoyo de ellos es que lo he hecho, porque veo la clase de personas que son, porque si no, ya al mes había renunciado por completo”, señaló Johana, la docente.

“Le damos gracias porque ella hace mucho esfuerzo de venir a hacer las clases”, dijo el pequeño Ángel.

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En la mente de Ángel David y William Javier no hay límites y quienes llegan a este lejano rinconcito de Boyacá descubren que en el Cadillal no solo se aprende a leer y a escribir, también se aprende a amar la sencillez de la vida y a entender el temple que brota en cada corazón campesino.

“Siéntanse orgullosos de decir que son boyacenses”, aseguró, emocionado, Ángel.

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